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ChatGPT empezó siendo un simple asistente de IA. OpenAI lo quiere convertir en tu futuro sistema operativo

OpenAI quiere cambiarlo todo con ChatGPT. El chatbot de IA ya no quiere ser solo un chatbot de IA con el que conversemos: quiere hacerlo todo por nosotros. Y para hacerlo la idea es convertir a ChatGPT en algo sorprendente: un sistema operativo con el que hablarás y conversarás para pedirle cosas.

Por qué es importante. El evento para desarrolladores celebrado ayer por OpenAI permitió desvelar una nueva plataforma de aplicaciones que quiere tener a ChatGPT como eje central. La nueva filosofía hace que todo tipo de servicios de terceros funcionen directamente dentro de ChatGPT, que los conecta y los convierte en parte de una experiencia de usuario prometedora.

Ejemplos sorprendentes. Durante la presentación se mostraron diversos casos de uso en los que un usuario simplemente planificaba un viaje en ChatGPT y este se conectaba a Booking o necesitaba un curso de formación y el chatbot lo servía con comentarios extra conectándose a Coursera. OpenAI ya tiene disponible una versión preliminar del SDK que permitirá a los desarrolladores crear aplicaciones que puedan luego interconectarse con ChatGPT como ya lo hacen esos primeros ejemplos entre los que están Spotify, Canva, Zillow, o los citados Booking y Coursera.

No es una «superapp», es algo más. La búsqueda de una nueva superapp ha sido por ejemplo una particular obsesión de Elon Musk. Su objetivo era convertir X (antes Twitter) en una superapp similar a WeChat, que es esa «herramienta para hacer de todo» que triunfa en China. Esta superapp integra un montón de servicios propios, pero también a miniaplicaciones con las que el usuario debe operar de forma bastante manual. Con ChatGPT la intención es otra.

Máquina, haz todo por mí. Con sistemas operativos como Windows o macOS lo que normalmente preguntamos a la hora de hacer algo es «¿qué app necesito para realizar esta tarea?». Con esta aparente transformación de ChatGPT en un sistema operativo simplemente podremos decirle al chatbot «quiero hacer esta tarea» para que la complete.

Segundo intento. En realidad OpenAI ya intentó algo así con la tienda GPT que lanzó en enero de 2024 y que permitía crear «GPTs personalizados». Aunque la empresa presumió de que se habían creado más de tres millones de estos GPTs, estos «widgets» no eran más que ligeras modificaciones del asistente de IA tradicional de ChatGPT. Aunque la idea era prometedora aquello no cuajó, pero este intento es mucho más ambicioso, sobre todo porque ahora ChatGPT se quiere convertir en una especie de director de orquesta que se conecte a todo tipo de servicios para hacer lo que el usuario necesita en cada momento con simples prompts escritos o hablados.

Un sistema operativo de facto. La propuesta de OpenAI se asemeja —al menos, conceptualmente— a lo que solemos concebir como un sistema operativo moderno. Su función fundamental es servir de interfaz entre el usuario y la máquina, y aquí ChatGPT quiere ser algo parecido. Da igual el hardware y la aplicación, porque es ChatGPT el que interpreta la intención del usuario y luego conecta con las aplicaciones más adecuadas para cada tarea.

Monetización. En OpenAI mencionaron además que están preparando la integración de su nuevo Agentic Commerce Protocol para permitir pagos entre servicios y usuarios. No se habló de qué tipo de acuerdo económico firman Booking o Spotify cuando interactúan con ChatGPT, pero es evidente que para estos servicios el tráfico que proviene de ChatGPT puede ser muy valioso, y es razonable pensar que OpenAI se lleva una comisión si se completan transacciones económicas. 

OpenAI ve ChatGPT como un sistema operativo. Nick Turley, responsable de producto de ChatGPT en OpenAI, explicó en una conversación posterior con medios cuál era la visión de la empresa: 

«Lo que veréis durante los próximos seis meses es una evolución de ChatGPT, que pasará de ser una aplicación realmente muy útil a convertirse en algo que se parecerá un poco más a un sistema operativo».

Desarrolladores, venid a mí. Para que su idea triunfe, OpenAI necesita convencer a los desarrolladores, y ahí es donde entran en juego herramientas como Codex, un modelo optimizado para escribir código y que ha salido de la fase experimental para estar disponible de forma global. Esta herramienta ofrece ahora características adicionales para, por ejemplo, conectarlo a Slack o usarlo como un SDK que integrar en otros flujos de trabajo. 

Del ratón y el teclado a la conversación. ChatGPT plantea de nuevo ese futuro del que llevamos tiempo hablando: uno en el que en lugar de usar ratón y teclado para manejar nuestro ordenador usaremos prompts de texto y de voz. La interacción teóricamente hará que tengamos que pensar menos en cómo queremos hacer las cosas —de eso ya se encargará ChatGPT y los servicios a los que se conecta— y más en qué cosas queremos hacer. Es un cambio radical que promete acercarnos aún más a hacerlo todo con máquinas… para depender más que nunca de ellas.

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