Un hotel de Polonia ha tenido una idea para disparar la natalidad: fiestas y 2.000 euros por concebir en una estancia

La demografía se ha convertido en uno de los jefes finales contra los que diferentes países están batallando. Países como China y, sobre todo, Japón y Corea del Sur se han convertido en los máximos exponentes cuando hablamos de “crisis demográfica”, pero no hace falta irnos a Asia para asomarnos al problema. En Europa muchos países están inmersos en esta misma crisis y, cuando las políticas parecen no funcionar, son entes privados los que toman cartas en el asunto, como ocurre con una cadena de hoteles en Polonia.
El motor demográfico de países como España está gripado porque nacen pocos bebés y no son suficientes para el relevo generacional. También están naciendo más bebés de madres de más de 40 años que de 25 y es la inmigración la que está capeando un poco el temporal. Esta situación no es exclusiva de España y países como Suiza, Países Bajos, los nórdicos, Bélgica o Italia están en nuestra misma tasa de fertilidad.
Polonia también está en esa situación, y al dueño de una cadena de hoteles se le ha ocurrido empezar a premiar a las parejas que conciban un bebé durante la estancia en uno de sus hoteles.
Ven a mi hotel, concibe un bebé y te doy un cheque
La tasa de fertilidad de Polonia está por los suelos y entre las más bajas del bloque de la Unión Europea. Se estima que fue de 1,3 hijos por mujer en 2023, estando lejos de los 2,1 niños que se deberían tener para garantizar ese relevo generacional.
¿Por qué es tan importante? Ya lo está viviendo Japón: sin jóvenes, no hay quien trabaje en ciertos puestos, hay ancianos que deben trabajar incluso después de su jubilación y el estado de bienestar no se sostiene, poniendo en peligro elementos como las pensiones.
Porque la población va muriendo, la pirámide se invierte y, en el caso de Polonia, la población cayó en 123.000 personas en 2024. Supuso el mayor descenso entre los países de la Unión Europea… y se dio por segundo año consecutivo. En Financial Times podemos leer que se monta un círculo vicioso alrededor de esta situación, algo que afecta, incluso, a la experiencia que tienen los médicos a la hora de ayudar en un parto. Si no hay tantos partos, no ganan experiencia y, cuando ocurra un parto complicado, es posible que no sepan qué hacer.
El Gobierno ha tratado de impulsar la natalidad mediante ayudas como el programa Rodzina 500+ que otorga un subsidio mensual por hijo de 800 zlotys (unos 188 euros mensuales) hasta que éste cumpla la mayoría de edad.

En el mismo medio podemos leer la propuesta del empresario Władysław Grochowski, propietario de la cadena Arche que opera 23 hoteles en todo el país. ¿Su idea? Organizar una fiesta de bautizo o celebración secular para diez bebés que hayan sido concebidos en alguno de sus hoteles, además de un cheque de 10.000 zlotys, que vienen a ser unos 2.100 euros. Y los 2.000 empleados de su compañía también pueden acceder a esta bonificación.
Para demostrarlo, los padres interesados tienen que presentar una factura del hotel fechada, aproximadamente, nueve meses antes del nacimiento de su hijo. Grochowski también comenta que, estando en el fondo de barril de la situación demográfica europea, hay que abordarlo como sea y de forma urgente. Su propuesta va totalmente en serio, pero también comenta que es tanto un incentivo como una maniobra de marketing humorística.
Más allá de esos 2.000 euros o los 188 mensuales del subsidio gubernamental, que nunca vienen mal, hay quien apunta que el verdadero problema de fondo es uno que nos suena a los habitantes de muchos países: otra crisis, la de la vivienda. La estimación es que el país enfrenta un déficit de entre 1,5 y 2 millones de viviendas, sobre todo en las grandes ciudades, donde el precio medio del metro cuadrado supera los 1.500 euros.
Hasta un 16% de los polacos gastan más de la mitad de su sueldo en vivienda y un tercio no pueden permitirse comprar o alquilar algo que cumpla sus necesidades. Es algo que afecta gravemente a los jóvenes, que si no tienen dinero para vivienda, tampoco piensan en tener hijos o cambiar de trabajo por uno mejor, ya que no tienen estabilidad en el alojamiento.
Para esto, el Gobierno también ha prometido invertir para crear vivienda social, pero es algo que está pensado a futuro cuando el problema es presente. Es, como decimos, un problema que conocemos bien y la pescadilla que se muerde la cola, complicando una buena planificación familiar y, en muchos casos, el tomar la decisión de tener descendencia.
Imagen | Vitolda Klein