Ultimas Noticias

Game Pass ya es una inversión insostenible: más de 2.000 euros por cada generación de consola y sin nada en propiedad

Game Pass sube el precio de su tier más caro, y no una pizca: todo un 50% que se aplicará a la tarifa Ultimate, una subida espectacular de 17,99 a 26,99 que se añade a la que ya vivimos en julio de 2024, donde de 14,9 se pasó a una aún discreta de 17,99 euros mensuales. Una decisión que pone sobre la mesa no solo una cuestión económica, sino que obliga al jugador a reflexionar sobre la naturaleza del servicio y qué obtiene a cambio de la tarifa.

Todo, nada. Es un sistema de acceso a juegos que hemos naturalizado por completo hasta el punto de convertirlo en un canon por el que se rigen el resto (Playstation Plus, por ejemplo, es «el Game Pass de Sony»). Pero es asombroso cómo nos hemos acostumbrado, con el paso del tiempo, a que sus indiscutibles pegas, muy a la vista, pasen desapercibidas. Eso podría cambiar con esta notoria subida de precios.

Lo primero es lo primero. En primavera de este mismo año ya quedaba muy claro que el principal negocio de Microsoft era hacer juegos para que recalaran en Game Pass. Desde hace un par de temporadas la compañía ya estaba completamente abierta a la idea de que no son necesarias consolas Xbox, sino que se puede jugar con los títulos de la plataforma en cualquier dispositivo con pantalla, gracias a la nube. Fue en esa época donde, además, vimos algo insólito: Microsoft se había convertido en la principal editora de Playstation, gracias al éxito de juegos como ‘Call of Duty: Black Ops 6’, ‘Minecraft’ e ‘Indiana Jones y el Gran Círculo’. No hay duda: lo de menos en Microsoft son las consolas propias.

Podemos jugar cuando, dónde y como queramos. Es una idea que tiene un claro reverso tenebroso: no tenemos nada en propiedad, estamos solo alquilando un servicio. Y las cuentas cada vez se hacen más cuesta arriba: si cada generación de consolas dura siete años, y optamos por la opción Ultimate del servicio, nos habremos gastado más de 2.200 euros en jugar. Estrictamente en jugar, pero no en una consola y unos juegos que podemos, por ejemplo, revender para sufragar futuros gastos. Estamos pagando un dineral por nada tangible a cambio, un drama que ya conocemos bien del streaming, pero que de algún modo, se sentía distinto cuando teníamos una consola bien visible junto al televisor. 

Demasiado barato para ser verdad. Lo curioso es que la sensación generalizada, tal y como cuenta mi compañero Álex Alcolea, es que Game Pass era «demasiado barato»: ofrecer juegos de primera fila como ‘Silksong‘ o ‘Clair Obscur: Expedition 33‘ (más todo lo que desarrollan los estudios de Microsoft) desde el día uno era una apuesta que sonaba muy bien para el jugador, pero que hacía que más de un analista se rascara la cabeza: ¿era sostenible económicamente en el tiempo? La compra de Activision por 68.700 millones de  dólares no hacía sino sumar dudas al tema: Game Pass olía demasiado a chollo.

Sacando bola. Microsoft lleva un tiempo intentando vencer a sus competidoras a golpe de músculo económico: la compra de Bethesda y Activision, los precios muy asequibles de Game Pass -rebosante durante años de un atractivo indiscutible, entre juego en streaming y lanzamientos importantes en día uno- y la supervivencia sin aparentes problemas a la caída en ventas de las Xbox Series. Pero todo eso parece que empieza a cambiar, y la subida de precio de Game Pass parece sonar a principio del cambio: ¿veremos subidas en las otras tarifas? ¿Claudicará definitivamente Microsoft a tener exclusivas de día uno en su servicio? ¿Habrá más consolas Xbox? De momento, todos tenemos que emprender una considerable reflexión en torno a cuánto y por qué estamos dispuestos a gastar. 

Cabecera | Microsoft

En Xataka | La Xbox portátil al fin es una realidad. El único detalle sin importancia es que no es exactamente una Xbox

source

Mostrar más
Botón volver arriba