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Las bodas en España ya no tienen suficiente con ocupar un solo día: ahora son "maratones" con pre-boda y post-boda

Si has tenido una boda hace poco lo más probable es que lo hayas experimentado en tus propias carnes: los casamientos ya no son cosa de un solo día. O cada vez lo son menos. Hoy lo habitual es que el momento clave del ‘sí quiero’ esté precedido y seguido de una serie de faustos que incluyen fiestas de compromiso, despedidas, prebodas y posbodas, una sucesión de celebraciones que aumentan la factura y llevan a algunos a hablar ya de ‘endless wedding’ o bodas «maratón».

El ‘gran día’ cada vez tiene más de grande y menos de día.

Un dato: 32%. Hace unos meses el portal especializado Bodas.net hizo un ejercicio curioso. Como parte de su informe sectorial de 2025, en el que desgrana servicios, precios y tendencias relacionadas con el mundo de las bodas, indagó en cuánto duran ahora de media las celebraciones. Y su conclusión fue sorprendente. Solo el 32% dura un día. Lo habitual es que se prolonguen varias jornadas.

Para ser más precisos, el 38% de las parejas celebran bodas de dos días, el 28% prolongan el evento durante tres jornadas y un 2% incluso pasa de los cuatro días. Es complicado valorar cómo ha evolucionado esa tendencia los últimos años, pero ayuda echar un vistazo al informe de Boda.net de 2019. Allí la plataforma señalaba que aún no había llegado a España «la tendencia internacional de las bodas que duran varios días», y sentenciaba: «Tardará, requiere un cambio cultural».

Vasily Koloda Q3dz Nkdmbg Unsplash

¿Por qué se alargan las bodas? Buena pregunta. Complicada respuesta. Y es complicada porque no entra un único factor en juego, sino un suma de ellos. Uno (fundamental) es la visibilidad cada vez mayor que tenemos de las bodas de otros países a través de las redes. Y eso incluye tanto celebraciones de parejas anónimas como de celebrities, incluidos Paris Hilton o Jeff Bezos, eventos marcados por el lujo y que se prolongaron durante varias jornadas. Otra razón (mucho más sencilla) es que las bodas cambian porque lo hacemos nosotros.

Cada vez nos casamos más tarde (si en 1976 la edad media era de 25,8 años hoy supera ya los 38) y no es extraño que los novios hayan pasado parte de sus vidas fuera de sus ciudades natales, en otra punta de España o incluso en el extranjero. Eso implica que en la lista de invitados se incluyen amigos que pueden llegar desde cientos o miles de kilómetros. Prolongar las bodas es una forma de enriquecer su experiencia y, sobre todo, reforzar el contacto. Una preboda por ejemplo sirve para que invitados que no se conocen puedan romper el hielo antes del gran día.

Dos palabras: ‘destination weddings’. La ampliación de las bodas coincide con otro fenómeno al alza, las ‘destination weddings’ (bodas destino), enlaces que son al mismo tiempo una escapada turística. Los novios optan por casarse fuera de la ciudad en la que viven, en otro municipio, comunidad o incluso en el extranjero, trasladando la ceremonia (e invitados) a lugares icónicos como las islas griegas, la costa italiana, Las Vegas o Ibiza. El objetivo es enriquecer la experiencia, lo que está fomentando a su vez un negocio con respectivas de crecimiento.

Hace unos meses la consultora Future Market Insights publicó un estudio que estima que el mercado delas ‘bodas destino’ alcanzará este año a nivel global los 36.800 millones de dólares, considerablemente por encima de los 23.000 millones que proyectaba en 2022, pero lejos todavía de los 68.200 millones que prevé que se alcancen en solo una década. Según sus cálculos, el negocio evolucionará con una tasa de crecimiento anual compuesta (CAGR) del 6,4% de aquí a 2035.

Mark Zamora Rql9ine6upi Unsplash 1

De prebodas y posbodas. En esa ‘ampliación’ de las celebraciones hay dos palabras fundamentales, cada vez más presentes en las celebraciones: las prebodas y posbodas. El día grande sigue siendo el mismo, el del ‘sí quiero’, pero es habitual que la víspera los novios quieran organizar una primera celebración para que los invitados puedan conocerse entre sí y sentirse más relajados al día siguiente. Sobre todo los más jóvenes. Eso los lleva a organizar (cada vez más) prebodas.  

«La hacemos porque nos apetece mucho reunir a nuestros amigos, especialmente los que vienen de fuera, para ponernos al día y agradecerles el esfuerzo de venir», comenta a elDiario.es Martín, un hombre de 30 años que se casará dentro de unos meses en Mallorca. «También creo que es positivo porque el día de la boda tienes que saludar a un montón de gente, y así te quitas esa parte», reflexiona

No es el único que piensa así. En 2021 Aldara y Pablo, una pareja que se había casado ese mismo verano, relataba a El País cómo al planificar la celebración se dieron cuenta de algo: teniendo en cuenta el número de invitados, dispondrían de tres minutos para estar con cada uno. Nada más. Su solución fue ampliar la boda, extendiéndola a 48 horas: el primer día organizaron una ceremonia «a su manera». El segundo consistió en una «reboda», en sus palabras, con una fiesta en la piscina que siguió a su paso por el ayuntamiento, donde se dieron el ‘sí quiero’ formal.

Que la fiesta no pare. Triunfan las prebodas. Y también las posbodas, celebraciones que siguen al día grande. Se lo confirmaba hace ya unos años a S Moda una firma que se dedica precisamente a organizar enlaces: «Hace tiempo que una fiesta de preboda es casi obligatoria si hay muchos invitados de fuera, pero lo que estamos notando es un aumento de las celebraciones posboda. Los brunch para despedir a los invitados, por ejemplo, son cada vez más populares». 

Sobre las posbodas no hay nada escrito, pero lo habitual, comentan desde el sector, es que consistan en un picoteo o una reunión familiar, más cercano, menos formal que el día de la ceremonia, y que tampoco se organicen demasiado tarde.

La otra cifra: 24.618 euros. Cambian las celebraciones… y sube su coste. El último anuario de Bodas.net muestra algo más: las bodas siguen encareciéndose en nuestro país. Según sus cálculos, la factura medio de casarse en España ha subido de 21.056 euros en 2022 a 23.750 en 2023 y 24.618 en 2024. Es decir, en un par de años el presupuesto se ha disparado casi un 20%. El dato no incluye ni el anillo de compromiso ni la luna de miel, pero se queda corto para algunos profesionales del sector, que estiman que en España una boda se va ya fácilmente a los 35.000 euros. Y eso, aclaran, para una celebración de alrededor de 100 invitados.

Bodas maratón. El aumento de los costes coincide con un cambio en las celebraciones que rodean al ‘sí quiero’, cada vez más extensas, amplias y que arrancan mucho antes. En 2021 El País hablaba directamente de ‘bodas maratón’ si se tienen en cuenta las fiestas de compromiso, las despedidas de soltero, cenas previas al gran día y los brunchs del día siguiente. Ahora mismo solo el 16% de las parejas dedican menos de seis meses a planificar su ‘gran día’. La mitad empieza a organizarla entre 12 y 18 meses antes y el tiempo medio ronda ya el año.

Que haya más celebraciones y más espaciadas en el tiempo se traduce en un aumento de gastos. También para los invitados. «Me gasté 300 euros en el fin de semana de la despedida de soltera, otros 200 en el regalo y 100 más por noche en el hotel. Me quedé tres noches porque organizaron unas copas el día de antes y una comida que se alargó toda la tarde el día de después. ¡Ah! Se me olvidaba el vestido y la peluquería, que fueron otros 150. Gasolina y otros pormenores ni los incluyo, pero también están ahí», confiesa una joven tras acudir a una boda en Galicia.

Imágenes | Vasily Koloda (Unsplash) y Mark Zamora (Unsplash), Pedro Pulido

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