Ni de izquierdas ni de derechas: el asesino de Charlie Kirk lo hizo motivado por una subcultura laberíntica de memes
La noticia más mediática de la semana ha sido el asesinato de la estrella del pensamiento conservador norteamericano Charlie Kirk, mientras participaba en un acto en la Universidad Utah Valley el pasado 10 de septiembre. Aunque las fuertes y polémicas convicciones políticas de Kirk llevaron a pensar en un principio en un crimen de tintes políticos, la realidad ha acabado revelándose como mucho más retorcida. Sin duda la política tenía un papel importante en el asesinato, pero si nos asomamos a la madriguera de conejo de los abismos internáuticos nos encontraremos con una realidad mucho más absurda y complicada de entender.
Quién fue. Charlie Kirk era un influyente activista político conservador. Fundó Turning Point USA a los 18 años, una organización que movilizó a miles de estudiantes en defensa de ideales conservadores y el movimiento MAGA. Cercano a Donald Trump, Kirk destacó como uno de los principales portavoces del conservadurismo juvenil en Estados Unidos. Bajo su liderazgo, TPUSA se expandió a más de 850 universidades (el acto en el que murió era de la organización) y recaudó millones en donaciones.
Fue autor de varios libros sobre política y valores tradicionales, y su pensamiento fue controvertido ya que bajo una defensa aparentemente razonada de la libertad de expresión, difundió desinformación sobre temas como el COVID-19 o el cambio climático. También ha sido acusado de popularizar posiciones de odio hacia colectivos como las personas LGTBIQ+, especialmente las personas trans, y los afroamericanos.
Quién le disparó. Aunque las conjeturas iniciales se orientaron, con toda lógica, hacia la idea de que podía haber sido un activista de izquierdas, lo cierto es que la detención por parte del FBI de Tyler Robinson, un hombre de 22 de años de Utah, ha abierto una caja de los truenos con matices políticos mucho más sutiles. Algunas de sus características entran en un perfil conservador, como el hecho de que se criara en un entorno de defensores de las armas de fuego, y así se veía en una serie de fotos en el Facebook de la madre de Robinson, que fueron eliminadas. Los medios conservadores más radicales han intentado intoxicar la opinión pública hablando de un tirador de tendencias izquierdistas, pero el FBI ha declinado pronunciarse sobre el tema.
Los groypers. Muchos no habían oido hablar de esta subcultura de internet hasta este momento, y no es raro: es un movimiento de extrema derecha estadounidense, integrado principalmente por ciberactivistas y trolls de redes sociales, a menudo muy jóvenes. Se caracterizan por su ideología nacionalista blanca, conservadora y antisemita, con posiciones abiertamente homofóbicas, misóginas y anti-LGBTQ. Surgieron en torno al influencer Nick Fuentes y utilizan tácticas provocadoras para radicalizar el discurso conservador, confrontando a figuras republicanas consideradas “blandas” o no suficientemente radicales, entre las que se encontraría Kirk (esta rivalidad sería el núcleo de las «Groyper Wars» de 2019).
Las balas. Para entender hasta qué punto el arma principal de los groypers es el despiste, la radicalización y el caos, solo hay que analizar los memes grabados en los proyectiles que usó Robinson. El más llamativo es la frase «Oh Bella ciao Bella ciao Bella ciao ciao ciao», estribillo del himno de las partisanos antifascistas italianos de la Segunda Guerra Mundial ‘Bella Ciao’, que fue usado profusamente en las Second Groyper Wars, que enfrentó al grupo con Trump. «Hey Fascist, Catch» y una combinanción de botones, es un código del juego ‘Helldivers 2‘ famoso porque desencadena una bomba cómicamente exzcesiva, y la combinación de botones ha funcionado también como meme independiente.
«*Notices Bulge*, OwO What’s This?» también es un meme de odio usado para acosar a otra subcultura internautica, la comunidad furry. La intención es tanto sembrar la confusión y culpabilizar a los furries del crimen como el uso de un meme que solo tiene sentido en un sector muy ajeno al mainstream cultural (el juego online). Finalmente, «If you read this you are gay LMAO» es también un insulto habitual en juegos de competición online.
Lo mató un meme. Como afirman los siempre acertados Ryan Broderick y Adam Bumas en su newsletter Garbage Day, a Charlie Kirk lo mató un meme. O como aforma con mucha más contundencia el experto en memes Aidan Walker, lo mató el equivalente de un shitpost en un foro (una publicación en internet creada de forma intencionada para ser de baja calidad, absurda, incoherente, agresiva o irónica): este asesinato está hecho para ser «incomprensible y disruptivo al máximo». Es una posición nihilista porque no abandera ningún tipo de política, salvo la de dejar atrás cualquier tipo de línea roja (salvo cuando empiezan los tiroteos, por supuesto: un Fuentes visiblemente aterrorizado por si la próxima bala lleva su nombre, aparte de un meme de 2015, ya ha dicho que vamo a calmarno).
Famoso instantáneo. Gargabe Day nos deja dos reflexiones adicionales, muy importantes para entender a fondo el fenómeno. Primero, no es la primera vez que un asesino usa la cultura de internet para configurar crímenes de tintes políticos. La matanza de 2019 en una mezquita en Nueva Zelanda fue retransmitida en directo y arrancó con el criminal diciendo «Subscribe to PewDieDie«. En 2022, un nacionalista blanco inició y retransmitió un tiroteo en una verdulería en Buffalo, y lo planificó previamente sin esconderse en 4chan y Discord. Luigi Mangione, el año pasado, mató al CEO de UnitedHealthcare con balas donde se leía “deny”, “defend”, “depose”, sentencias también con raices en el mundo meme.
Y segundo: la intención de todos estos asesinos no puede calibrarse con un conocimiento tradicional sobre las ansias de notoriedad o los procesos mentales que llevan de 4chan a coger un rifle. Es una nueva era de las motivaciones homicidas, y si algo está poniendo en evidencia este delito es hasta qué punto los medios y los analistas tradicionales carecen de herramientas para interpretar la realidad. Una realidad que ya no dictan partidos políticos, sino ideologías turbias y crípticas nacidas en los abismos del shitposting.
Imagen: Gage Skidmore
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