Amancio Ortega ha construido un segundo imperio basado en el ladrillo. Lo más gracioso es que Pontegadea odia hacer obras

Amancio Ortega fundó una de las mayores multinacionales textil del mundo: Inditex. Los dividendos de este imperio, su fundador ha creado Pontegadea: un imperio inmobiliario internacional con activos valorados en más de 20.000 millones de dólares. Sin embargo, de acuerdo a lo publicado por Economía Digital, en los últimos meses el brazo inmobiliario del millonario español ha llevado a cabo dos operaciones muy poco habituales: vender dos edificios.
Una estrategia basada en los alquileres. Pontegadea se ha convertido en la mayor inmobiliaria de España por el valor de sus activos. Su cartera se ha construido invirtiendo los dividendos anuales que Amancio Ortega recibe por sus acciones de Inditex, lo que le da una ventaja estratégica con respecto a su competencia porque cada año recibe una inyección milmillonaria de capital para invertir sin emitir deuda.
Los edificios que ha ido comprando el brazo inversor de Amancio Ortega tienen un uso muy diverso: apartamentos de alta gama, locales comerciales estratégicos, edificios de oficinas, hoteles, centros logísticos, etc. No obstante, todos ellos tienen algo en común: inquilinos solventes que ya pagan su renta incluso antes de que Amancio se interese por ello. Es decir, a diferencia de otras inmobiliarias, el negocio de Pontegadea no es la compraventa de inmuebles, sino la compra y el alquiler de larga duración de sus inmuebles.
No es habitual vender. El negocio inmobiliario de Amancio Ortega ha sorprendido en los últimos meses con una decisión poco habitual. Sin embargo, Pontegadea ha optado por deshacerse de dos destacados inmuebles en poco menos de seis meses. El objetivo de estas desinversiones ha sido evitar las costosas obras de reforma que los inmuebles requerían.
Uno de los inmuebles, en realidad estaba dividido en dos edificios, y se usaba, desde hace más de 20 años y hasta finales de 2024, como una de las sedes del Banco de Francia en París. Las oficinas ocupaban una superficie de 6.724 metros cuadrados, pero tras la salida de la entidad bancaría necesitaba una profunda reforma. Eso ha hecho que el grupo inversor opte por venderlo por un importe de 80 millones y recuperar las plusvalías.
La clave: asegurar la rentabilidad, minimizar los gastos. Más paradójica es la venta del segundo activo. Se trata de un edificio de oficinas de 15 plantas en Manhattan que recientemente se ha puesto a la venta por el mismo motivo que el de París: necesitaba una profunda rehabilitación antes de volver a alquilarlo. Sin embargo, en este caso la venta se ha anunciado por un precio de 50 millones de dólares, lo que supone un 57% menos de los 115,5 millones de dólares que el fondo de inversión pagó en 2006 por el inmueble.
La venta de estos dos edificios responde a una estrategia orientada principalmente a maximizar la rentabilidad obteniendo un retorno de la inversión inmediato mediante los alquileres, evitando grandes gastos de actualización en inmuebles antiguos. Pontegadea suele operar bajo el principio de mantener la práctica totalidad de la cartera ocupada con inquilinos de máxima solvencia. Las ventas de activos, especialmente de aquellos que implican una devaluación de su precio de compra, son muy anecdóticos.
La expansión no se detiene. A pesar de estas ventas, las inversiones de Pontegadea no se han detenido en los últimos meses. Entre las últimas adquisiciones destaca la compra de un edificio de oficinas en París, que pasará a albergar las oficinas del grupo en el país vecino, y refuerza su presencia en Europa.
Además, Pontegadea compró recientemente un hotel de 163 habitaciones en Ámsterdam por 85 millones de euros, y un centro de distribución logístico en la cercana ciudad de Hoofddorp por unos 145 millones de euros.
En Xataka | Amancio Ortega: el multimillonario que vive como un vecino más. Salvo por los jets privados y los superyates
Imagen | GTRES, Flickr (Daquella manera)