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Los hosteleros se las prometían felices con el enorme negocio de las terrazas. Hasta que llegó la nueva ley antitabaco

España es un país de terraceo. Lo era antes y lo es mucho más (si cabe) ahora, con el recuerdo del COVID-19 aún presente y mientras el país se convierte poco a poco en una enorme potencia turística que va camino de los 100 millones de visitantes extranjeros. Los hosteleros no han sido ajenos a ese tirón y han convertido a las terrazas en una parte fundamental de su facturación, sobre todo en verano.

Ahora temen que la nueva ley antitabaco lo ponga en peligro.

Adiós, terrazas (con humo). El Gobierno quiere que los caminos de la industria del tabaco y la hostelería transcurran por separado. Totalmente. En 2006 se dio un primer paso en esa dirección con la Ley 28/2005, hace 15 años se avanzó con una reforma legislativa y ahora el Ejecutivo quiere hacer otro movimiento más que desterraría por completo el humo de las terrazas de los bares.

Así lo prevé el Anteproyecto legislativo que acaba de recibir el visto bueno del Consejo de Ministros, un documento al que aún le queda recorrido parlamentario por delante (de hecho no tiene siquiera garantizada su aprobación en la Cámara baja), pero que ya ha hecho saltar las alarmas entre los hosteleros del país.

Ayelt Van Veen Boefkppl Ry Unsplash

De bares, cigarros y vapeadores. Aunque no recoge todos los cambios a los que aspiraba el Ministerio de Sanidad, la nueva normativa es clara en dos aspectos clave. Primero, en equiparar los cigarrillos electrónicos al tabaco convencional. Segundo, a la hora de vetar que la gente fume (o vapee) en las terrazas.

Es más, el departamento de Mónica García no se ha quedado ahí y aboga por una prohibición tajante del tabaco en «espacios públicos cerrados y una lista ampliada de entornos exteriores», entre los que incluye todos aquellos recintos en los que se celebren espectáculos, instalaciones deportivas, parques, estaciones de transporte, centros educativos y (por supuesto) las mesas que los bares saquen al exterior.

Pendiente de los jóbenes. No es lo único que tiene en mente el Gobierno, que aspira a que los adolescentes les resulte todavía más difícil engancharse. La nueva norma no solo restringe la venta de tabaco (y el resto de productos que cita la ley, como los cigarrillos electrónicos) a los menores de edad, sino que directamente les prohíbe fumar. También veta cualquier publicidad y exige un etiquetado más preciso, aunque deja fuera el empaquetado genérico que piden los médicos.

«Una severa amenaza». La propuesta no ha gustado a los hosteleros, que no han tardado en advertir del golpe que les asestará la prohibición. El colectivo alzó la voz ya el mismo lunes (después de que el Consejo de Ministros diese su plácet al anteproyecto de ley) para cuestionar la eficacia de la norma y recordar que a día de hoy fumadores y no fumadores conviven en las terrazas sin problema.

«Va contra los hosteleros, no contra el tabaco. En nuestras terrazas ha habido siempre una convivencia pacífica y con respeto a la gente que no quiere fumar», reivindica José Luis Álvarez, presidente de Hostelería de España, sobre el proyecto de ley. No es la única voz del sector que apunta en esa dirección. La patronal Otea, Hostelería y Turismo en Asturias, insiste en su «rotundo rechazo» al veto y advierte que la nueva restricción representa «una severa amenaza» para los negocios.

¿Qué argumentan? Los hosteleros esgrimen varios argumentos. El principal es que creen que la ley condenará a los fumadores a espacios privados cerrados, como las casas, y agita un problema (en su opinión) inexistente. «Actualmente existe una buena convivencia entre fumadores y no fumadores en las terrazas», reivindica la patronal, que asegura disponer de un estudio de 40dB que muestra que el 56% de los españoles no cree urgente prohibir el tabaco en las terrazas. Es más, una amplia mayoría (82,5%) está convencido de que los clientes seguirán fumando en las inmediaciones, «dificultando la labor» de quienes trabajan en los bares.

Camareros… y policías. Otro de sus temores es cómo encajarán el veto los turistas, clientes que pueden no conocer la prohibición cuando se sienten en una terraza y saquen un cigarrillo. «Generará especial confusión entre los millones de turistas que visitan cada año España, un país donde el sector turístico representa uno de los principales motores económicos», censuran. El presidente de Hostelería de España, José Luis Álvarez, incluso es más gráfico y advierte que a los camareros les tocará «hacer de policías», advirtiendo a los clientes de la prohibición.

Ere

Mirando a Europa.. «Solo hay un país en toda Europa donde no se permite fumar, Suecia. Y vamos a ser España, que tenemos nosotros más mesas y más sillas que toda Europa, los que prohibamos fumar a los turistas en nuestras terrazas», lamentaba ayer el dirigente sectorial en una entrevista con Cuatro. La asociación recuerda que cuando Francia decidió dotarse de normas para restringir el tabaco optó por «excluir expresamente» las terrazas para no dañar su economía.

La norma francesa aspira a conseguir «la primera generación sin tabaco», por lo que vetará el humo en espacios al aire libre, como playas, jardines, marquesinas y parques infantiles, pero deja fuera los cigarrillos electrónicos y tampoco toca las sillas y mesas que sus hosteleros sitúan fuera de sus establecimientos.

El valor de una terraza. La rapidez y contundencia con la que los hosteleros han salido a mostrar su malestar no es sorprendente. Al contrario, confirma una realidad: el enorme peso que han ido adquiriendo las terrazas en las cuentas de los bares y restaurantes. Hay varios factores que lo explican. Uno, clave, es la norma antitabaco que se ha ido aplicando hasta ahora y sus restricciones en interiores, pero se le añaden otros, como el efecto de la pandemia o las políticas adoptadas por algunos Ayuntamientos que han reducido la carga fiscal de las terrazas.

El resultado es que las terrazas han ido expandiéndose por las plazas, calles y aceras de las ciudades, un crecimiento que en ocasiones ha generado fricciones con los vecinos. En Sevilla, donde al menos en 2023 había alrededor de 1.300 negocios con veladores, el Ayuntamiento ha tenido que revisar su ordenanza municipal en un intento por «equilibrar» los derechos de los hosteleros y de los residentes. 

Su éxito coincide también, como recuerda la propia patronal del sector, con el tirón turístico de España, que va camino ya de alcanzar los 100 millones de visitantes extranjeros, un flujo especialmente intenso durante los meses de verano.

¿Tan importantes son? Hay datos que así lo sugieren. En un estudio del Ayuntamiento de Madrid dedicado al impacto de la ordenanza de terrazas se apunta que esta clase de instalaciones son «una fuente de ingresos sustancial» para el sector, aportando entre el 20 y 25% de la facturación total. El informe se publicó en 2021, un período marcado por la pandemia, y no aclara cuándo se calcularon los porcentajes, pero aun así son reveladores. Otras fuentes apuntan que de media las terrazas aportan entre un quinto y la cuarta parte de la caja total, o incluso más.

Hace unos años un estudio de Tubbo deslizaba otro dato interesante. Según sus cálculos, una terraza con capacidad para 30 personas puede generar unos ingresos diarios de 3.500 euros. Si el hostelero la disfruta unos 67 días ‘útiles’ a lo largo del verano puede ingresar en la cuenta del negocio alrededor de 235.000 euros. El dato se dispara si se tiene en cuenta la facturación del conjunto del año.

Imágenes | Jorge Franganillo (Flickr) 1 y 2 y Ayel van Veen (Unsplash) 

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