En Ibiza las villas de lujo y 'beach clubs' se han adueñando de las zonas de baño. Y los vecinos están diciendo basta

Cada año Ibiza recibe cientos de miles de turistas que sueñan con lo mismo: disfrutar del sol del Mediterráneo y darse un chapuzón en alguna de sus calas paradisíacas. Eso ha convertido los arenales del litoral ibicenco en objeto de deseo para lugareños y visitantes, un privilegio codiciado (y cotizado) que desde hace tiempo afronta a una seria amenaza: la privatización encubierta de las playas.
Un riesgo que se materializa en forma de hamacas y tumbonas.
¿Qué ha pasado? Que el verano de 2025 quizás pasará a la historia por los incendios forestales, las olas de calor o las señalas de alerta de los hosteleros, que pese a la afluencia récord de turistas que está registrando España perciben una caída en su facturación; pero desde luego no lo hará por resolver una de las ‘patatas calientes’ del litoral balear: la ocupación privada de los arenales.
Lo recordaba ayer mismo elDiario.es en un artículo en el que recuerda algunas de las principales polémicas que han sacudido Ibiza durante los últimos meses por la ‘colonización’ de calas por parte de inquilinos de villas de lujo y beach clubs.
En realidad no es un problema que afecte solo a las Islas Pitiusas. En Málaga los vecinos han alertado de la «privatización de la playa» por la ampliación de varios chiringuitos y en Menorca ha habido críticas por el cierre de caminos, lo que impide a los visitantes (y vecinos) practicar senderismo en la zona.

¿De dónde sale la polémica? Ibiza tiene cerca de 230 kilómetros de costa y buena parte de ella son playas y calas que, desde hace décadas, atraen a turistas de todo el planeta. El resultado es que una porción de su arenales, con su sombrilla y tumbona, se ha convertido (sobre todo durante el verano) en un bien preciado… y disputado. Lo saben los residentes. Y también los turistas y hosteleros.
De ahí que no sea raro encontrar en la prensa de la isla quejas por beach clubs y restaurantes que ocupan los arenales con hamacas y sombrillas, acaparando más espacio del que les permiten sus concesiones. O incluso noticias sobre villas y empresas dedicadas al alquilar vacacional de lujo que ‘colonizan’ las calas.
En agosto Nou Diari alertaba de que la «privatización encubierta» de las playas está colmando la paciencia de los vecinos de Ibiza y recordaba que desde hace años no es extraño encontrarse también con embarcaciones auxiliares de yates que se acercan a la costa para desplegar hamacas que se quedan allí por si sus dueños deciden usarlas. A veces ocurre. Otras no y simplemente ocupan litoral.
¿Hay casos concretos? Sí. En Ibiza se encuentran al menos tres que han dado que hablar a lo largo de los últimos meses. De todos quizás el más sonado es el de Cala Molí, en el municipio de Sant Josep. Harto de la ‘colonización’ del arenal, el mes pasado alguien retiró las tumbonas desplegadas en la cala y dejó un mensaje en inglés pegado a una de las sillas: «La playa es un espacio público y no está incluida en la casa que habéis alquilado. Si queréis poner vuestra hamaca, venid como todo el mundo y colocadla donde queráis. ¡Eivissa libre de piratas!».
En agosto Nou Diari publicó que las tumbonas, sombrillas y demás aparataje de Molí lo instalaba una empresa dedicada al alquiler de viviendas de lujo en la zona. Según precisaba, el negocio se dedicaba a desplegar el mobiliario por las mañanas, ocupando parte del litoral ibicenco, como si se tratara de un servicio exclusivo para sus clientes. elDiario.es precisa sin embargo que las hamacas las instalaban en realidad operarios contratados por una familia alojada en una villa cercana.
¿Hay más ejemplos? Sí. Otro caso sonado es el de Cala d´en Serra, en Sant Joan. En junio Amics de la Terra denunció que un negocio estaba instalando más hamacas en la playa de las que le permite su concesión municipal. La denunciaba la acompaña de una foto en la que pueden apreciarse 30 tumbonas dispuestas en parejas que ocupan prácticamente toda la cala. Su denuncia motivó una inspección de la policía, que comprobó sin embargo que el concesionario estaba cumpliendo con los límites, al menos en el momento en el que acudieron los agentes.
Diario de Ibiza precisa en cualquier caso que, aunque en el momento de la inspección se constató que había 18 hamacas, «cantidad que coincide con el máximo autorizado según la concesión vigente», en la imagen divulgada por Amics se aprecia claramente que en el momento en el que se tomó la fotografía había casi el doble (30). «No ha hecho más que comenzar el verano y las hamacas ya nos echan de la playa», lamentaba la organización ecologista en su publicación.
¿Es un problema nuevo? No exactamente. Ni tampoco exclusivo de Ibiza. La ocupación (o «privatización») de las costas lleva caldeando el debate desde hace años, tanto por parte de particulares que madrugan para colocar sus sombrillas y luego marcharse, como de negocios que acaparan amplias porciones de arenales.
En las Baleares suele ser sin embargo motivo de discusión recurrente. El año pasado los vecinos de Sant Agustí y Cala Major (Palmad de Mallorca) denunciaron públicamente que, según sus cálculos, solo les quedaba el 22% de la playa para su disfrute. En Ibiza, Cala Espart, en Santa Eulària, también ha generado polémica este verano por un motivo similar: la aparición de hamacas privadas.
Imágenes | Fred Bigio (Flickr) y Amics de la Terra Eivissa (Flickr)
Vía | elDiario.es