No sabíamos cuándo se habían desatado las grandes epidemias: ahora la ciencia 'culpa' al origen de la ganadería

Durante mucho tiempo ha sido una sospecha, una hipótesis lógica pero difícil de probar: que nuestra decisión de domesticar animales y vivir junto a ellos desató las grandes plagas que han asolado a la humanidad. Ahora, el mayor estudio de ADN antiguo de patógenos jamás realizado lo ha confirmado.
Un análisis exhaustivo. Analizando 1.313 restos humanos de hasta 37.000 años de antigüedad, un equipo de la Universidad de Copenhague ha creado un mapa genético de las enfermedades y ha encontrado el momento exacto en que todo cambió: hace unos 6.500 años, con la llegada de la ganadería.
Un mapa de 37.000 años de enfermedades. El estudio, publicado en la prestigiosa revista Nature, no es una simple confirmación. Es un viaje en el tiempo a nivel molecular que traza 37.000 años de la lucha silenciosa entre los humanos y los patógenos en Eurasia. Los resultados en este caso demuestra que el cambio a un estilo de vida agrícola y ganadero fue la puerta de entrada para las enfermedades zoonóticas, aquellas transmitidas de animales a humanos, que aumentaron drásticamente la carga de morbilidad y moldearon nuestra historia y nuestra propia genética.
Cómo lo hicieron. Para lograr esta hazaña, los científicos analizaron datos de secuenciación de 1.313 individuos antiguos, abarcando desde el Paleolítico Superior hasta tiempos históricos. En sus dientes y huesos encontraron las huellas genéticas de un auténtico catálogo de horrores del pasado.
Qué enfermedades encontraron. Tras realizar este análisis molecular, pudieron determinar la presencia de varias enfermedades que ahora al escucharlas pueden entrar en la normalidad, pero no ocurría lo mismo en aquella época. Para entenderlas mejor, se pueden resumir así:
- Peste bubónica (Yersinia pestis): identificaron 42 casos, 35 de ellos completamente nuevos, expandiendo enormemente el mapa de la plaga en la antigüedad.
- Lepra (Mycobacterium leprae): se detectó en siete individuos de Escandinavia, apareciendo a partir de la Edad del Hierro, lo que apoya la teoría de que el comercio de pieles de ardilla pudo facilitar su transmisión.
- Fiebre recurrente (Borrelia recurrentis): una enfermedad transmitida por piojos con una alta mortalidad. El estudio apunta a 34 nuevos casos, demostrando que fue una plaga mucho más común de lo que se pensaba.
- Hepatitis B: se encontraron 28 casos, confirmando su presencia desde hace milenios.
- Malaria: nueve infecciones ubicadas en tres especies diferentes de Plasmodium, con el caso más antiguo datado en el individuo de la Edad del Bronce en Europa Central.
El momento en el que todo cambió. La conclusión más rotunda del estudio es que aunque el ser humano siempre ha convivido con patógenos, los de origen zoonótico no se detectan hasta hace unos 6.500 años. Su aparición coincide con la domesticación generalizada del ganado y el inicio de la agricultura a gran escala. El pico de estas nuevas enfermedades se alcanzó hace unos 5.000 años, un periodo que coincide con las grandes migraciones de los pastores de la estepa euroasiática, quienes, junto a sus rebaños, pudieron haber actuado como vectores de transmisión a lo largo del continente.
Por qué no antes. «Es una idea bonita que tiene sentido: la ganadería trajo consigo las enfermedades zoonóticas. Pero realmente hay muy pocas pruebas contundentes al respecto», apuntaba Martin Sikora, autor del estudio.
Hasta ahora, la evidencia era escasa porque la mayoría de infecciones no dejan marcas visibles en los huesos. Pero como apuntan en el estudio el hecho de examinar un gran número de los patógenos y buscar alguna tendencia temporal que respaldara esa hipótesis ha conseguido encontrar las pruebas necesarias.
Los casos de peste más antiguos. El equipo ha identificado la presencia de Y. pestis en tres individuos de hace entre 5.700 y 5.300 años, localizados en el oeste de Rusia, Asia Central y el lago Baikal. Este hallazgo pulveriza el récord anterior (una mujer en Suecia de hace 5.000 años, también descubierto por ellos) y desafía la idea de que los primeros brotes de peste fueron eventos aislados.
Una coinfección milenaria. Un cazador-recolector que vivió en Rusia hace 11.300 años mostró evidencia de una doble infección en su organismo: difteria (C. diphtheriae) y Helicobacter pylori. Esta es una combinación bastante inusual que demuestra lo complejo que es el mundo de las enfermedades, incluso antes de la agricultura.
Somos los hijos del Neolítico (y de sus plagas). Para Carles Lalueza-Fox, genetista del Instituto de Biología Evolutiva de Barcelona, este trabajo es un paso fundamental para entender las pandemias no solo como tragedias, sino como «motores del cambio social y político» y factores que han modelado nuestros genomas.
De esta manera, el estudio proporciona la evidencia directa que faltaba para una de las transiciones más importantes de la historia humana. La revolución neolítica no solo nos trajo la agricultura, las aldeas y eventualmente, las ciudades; también inauguró una nueva era de enfermedades.
Imágenes | Stijn te Strake National Institute of Allergy
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