Carreras cortadas, ciclistas que abandonan, apoyo a nivel europeo: el boicot a Israel en la Vuelta Ciclista es un triunfo mediático

La Vuelta a España 2025 está viviendo uno de sus años más complicados a nivel de imagen. Con un alcance trasnacional que no se había visto en un evento deportivo en nuestro país, un boicot está interrumpiendo carreras con reivindicaciones pro-Palestina, obteniendo una atención mediática que supera con mucho lo estrictamente deportivo. La organización de La Vuelta afirma que tomará medidas legales en un conflicto que ha servido para poner sobre la mesa varios temas: el sportwashing, la coordinación activista y la supuesta neutralidad de los eventos deportivos.
En qué consiste. Estamos ante una campaña coordinada de protestas contra la participación del equipo Israel-Premier Tech, motivada por las acciones de Israel en Gaza y, adicionalmente, denunciando el llamado sportswashing (uso del deporte para limpiar la imagen internacional de un país). Las acciones han sido organizadas por el movimiento BDS (Boicot, Desinversión y Sanciones) y la Red de Solidaridad contra la Ocupación de Palestina, junto a plataformas y colectivos de diversas regiones de España y Europa.
Durante varias etapas de la Vuelta, especialmente desde su entrada en territorio español, grupos de activistas han cortado las carreteras al paso del equipo israelí, mostrando pancartas con mensajes como «La neutralidad es complicidad. Boicot a Israel» y banderas palestinas. Estas protestas (casi siempre pacíficas) han llegado a retransmitirse en directo, donde se ha visto la detención de algún manifestante, como sucedió en la contrarreloj del equipo en Figueres (Girona).
¿Qué reacciones ha habido al boicot? Mayoritariamente de apoyo: partidos políticos como Podemos, IU y la ministra Sira Rego (Sumar), han exigido la exclusión del equipo israelí y apoyado el derecho legítimo de manifestación. Por otra parte, la organización de la competición se ha opuesto al boicot con firmeza: su director Javier Guillén ha calificado las interrupciones al paso del equipo Israel-Premier Tech como «actos de violencia» y ha anunciado la presentación de denuncias ante la policía, alegando motivos de seguridad.
Guillén ha declarado que todas las reivindicaciones son legítimas únicamente si se canalizan de manera pacífica, y que no se contempla expulsar al equipo israelí, defendiendo que éste participa por «méritos deportivos», aunque admiten ser conscientes del «clima político» alrededor del equipo. Dos ciclistas del mismo se han retirado de la competición: el canadiense Derek Gee, cuarto en el último Giro de Italia y el danés Jakob Fuglsang, que manifestó su alivio de no tener que vestir más los colores de Israel-Premier Tech.
Escala europea. Este boicot se ha convertido en la mayor campaña de boicot deportivo contra Israel nunca vista antes en Europa. Una de las razones es que, debido a la naturaleza de la competición, que no se restringe a los muros de un estadio o a los límites de una cudad, ha tenido seguimiento en diversas ciudades del país. La red tejida entre plataformas ciudadanas y activistas internacionales demuestra la capacidad del activismo digital para movilizar recursos, estrategias y acciones amplias en poco tiempo.
Las plataformas organizadoras han destacado el alcance del boicot, emparentándolo, según cuenta el diario Público, con el que se vivió contra el Apartheid de Sudáfrica, y donde el boicot permitió que se expulsara al paíos de distintas competiciones de los Juegos Olímpicos. El deporte y su alcance global demuestra ser así una importante herramienta para la protesta política.
El problema del sportwashing. Las organizaciones están denunciando el uso del sportwashing por parte de Israel para lavar su imagen, una denuncia que entronca con las voces que se oyeron contra la participación del país en Eurovisión por motivos similares. Conviene recordar que tras la invasión de Ucrania, Rusia fue expulsada de La Vuelta, lo que hace pensar para los promotores del boicot en un doble rasero a favor de Isrearl.
La imposible neutralidad deportiva. Aunque la organización de La Vuelta defiende la presencia de Israel ateniéndose a criterios estrictamente deportivos, los promotores argumentan que el deporte es un espacio intrínsecamente político y que la presunta neutralidad solo sirve para perpetuar injusticias. En medios deportivos y en redes sociales, el debate está sobre la mesa: los límites de la protesta en eventos deportivos, el papel de los patrocinadores y la responsabilidad ética de las instituciones deportivas son temas que, como mínimo, este boicot ha servido para introducir en la discusión deportiva, lo que sin duda es extremadamente saludable.
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