Creíamos que Guowang sería el “Starlink chino”: ahora todo apunta a una megaconstelación con una ambición diferente

Cuando pensamos en internet por satélite, el primer nombre que suele venirnos a la cabeza es Starlink. Y no es casualidad: la red impulsada por Elon Musk ha conseguido algo que, hasta hace pocos años, parecía inalcanzable para la mayoría. Llevar conectividad de banda ancha a zonas rurales, remotas o directamente olvidadas por las infraestructuras tradicionales, con una latencia razonable y precios que millones de usuarios pueden asumir. Starlink no inventó el internet satelital, pero sí lo acercó al público general como nunca antes.
En ese proceso, además, activó una segunda capa menos visible. Porque Starlink no es solo un servicio civil: también es una pieza estratégica que Estados Unidos ya ha comenzado a integrar en su arquitectura militar. Lo que nació como un servicio comercial se ha convertido en una ventaja táctica que otros países no están dispuestos a ignorar. Uno de ellos es China.
En los últimos años, el país ha acelerado el desarrollo de una constelación propia de satélites en órbita baja. Algunos la presentan como “el Starlink chino”, una etiqueta que suena bien pero simplifica en exceso. ¿Hablamos de una alternativa comercial destinada a ofrecer internet en zonas rurales? ¿O estamos ante algo más ambicioso, más orientado a capacidades estratégicas? Esa red se llama Guowang (国网), y esto es lo que sabemos hasta ahora.
Guowang, más que una red de satélites
Guowang es el nombre con el que se conoce a la constelación satelital que China está desplegando en órbita terrestre baja. Su nombre formal es 中国星网, que podría traducirse como “Red Satelital de China”, y su abreviatura más habitual es 国网, o Guowang. Aunque la referencia se ha hecho común en medios internacionales, detrás del proyecto no hay una empresa privada ni un ecosistema abierto, sino una compañía estatal: China Satellite Network Group, conocida como China SatNet.
La sede central se estableció en la Nueva Área de Xiong’an, una ciudad planificada desde cero por el Gobierno central para convertirse en nuevo polo de innovación, y la presencia de China SatNet allí no es menor. En 2024, la compañía completó su traslado, marcando un hito simbólico como la primera gran empresa estatal plenamente operativa en esa zona. Para Pekín, este proyecto es tan tecnológico como político.
Como decíamos, desde que comenzó a hablarse de Guowang, muchos lo han etiquetado como “el Starlink chino”. Y aunque es fácil entender por qué surge la comparación, la realidad es más compleja. En términos básicos, ambas constelaciones buscan lo mismo: una red de miles de satélites en órbita baja para ofrecer servicios de conectividad global. Pero todo lo que rodea al proyecto chino apunta en otra dirección. Mientras que Starlink está orientado al consumidor, Guowang no presenta, al menos por ahora, canales de contratación, ni catálogo comercial.

China SatNet en Xiong’an
A día de hoy, no está claro si Guowang pretende ofrecer conectividad directa a usuarios, como hace Starlink, o si su vocación es más estructural: proporcionar cobertura de datos a infraestructuras críticas, redes gubernamentales o sistemas de defensa. Esa ambigüedad contrasta con el desarrollo en paralelo de Qianfan (千帆), una segunda constelación que sí parece diseñada para ofrecer servicios comerciales, con satélites planos y enfoque internacional. La coexistencia de ambos proyectos sugiere que China ha optado por una doble vía: una constelación visible y abierta para el mundo civil, y otra más discreta, con un papel potencialmente estratégico.
A día de hoy, no está claro si Guowang pretende ofrecer conectividad directa a usuarios, como hace Starlink.
La documentación presentada por China ante la Unión Internacional de Telecomunicaciones contempla una megaconstelación de 12.992 satélites, dividida en dos capas: una entre los 500 y 600 kilómetros de altitud y otra alrededor de los 1.145 kilómetros. Es precisamente esta segunda capa la que ha protagonizado todos los lanzamientos realizados hasta ahora. Desde diciembre de 2024, el ritmo de actividad ha sido constante, pero ha cobrado velocidad en el segundo semestre de 2025. Solo entre julio y agosto se han realizado al menos cuatro lanzamientos de satélites, una cadencia que empieza a recordar a los primeros pasos de Starlink.
Aun así, el número total en órbita sigue siendo modesto. Las estimaciones más recientes hablan de unos 70 satélites operativos, una fracción mínima si se compara con los objetivos declarados. Pero este primer despliegue no parece improvisado.
Una de las grandes incógnitas que rodean a Guowang tiene que ver con lo que realmente pueden hacer sus satélites. A diferencia de Starlink, el proyecto chino apenas ha dado detalles técnicos. Sin embargo, los satélites de Guowang podrían estar equipados con tecnologías que van más allá de la conectividad tradicional.

Uno de los tantos lanzamientos de Guowang
Entre las capacidades que se barajan figuran terminales de comunicaciones láser, sensores ópticos, radares de apertura sintética (SAR) y sistemas de retransmisión de datos de alta capacidad. Este tipo de instrumentos permitiría a la red realizar funciones de vigilancia, seguimiento o apoyo logístico en entornos de operación complejos, ya sean civiles o militares.
La forma en que se construye la constelación refuerza esta idea: los satélites no se fabrican en un único centro, ni se lanzan con un único tipo de cohete, sino que involucran a varios contratistas y plataformas distintas. Esa arquitectura modular da pie a pensar en una red diseñada para integrar funciones múltiples, y no exclusivamente para ofrecer internet.
Los satélites no se fabrican en un único centro, ni se lanzan con un único tipo de cohete, sino que involucran a varios contratistas y plataformas distintas
En el ámbito militar, analistas estadounidenses ya han comenzado a trazar paralelismos entre Guowang y Starshield, el sistema de satélites que SpaceX está desarrollando para el Departamento de Defensa de Estados Unidos. Aunque no hay confirmación oficial, la comparación refuerza la hipótesis de que Guowang no es simplemente un proyecto comercial, sino una red con funciones mucho más amplias de lo que se ha comunicado hasta ahora.
Puede parecer un proyecto remoto, pero Guowang tiene mucho que ver con los intereses europeos. En un momento en que la Unión Europea impulsa iniciativas como IRIS2 para reforzar su autonomía en conectividad, el avance de una constelación como Guowang, completamente controlada por el Estado chino, introduce una variable relevante en el mapa tecnológico global.
El componente político también es importante. A diferencia de Starlink, que opera bajo una empresa privada con intereses comerciales, Guowang, como decimos, está diseñado, financiado y operado por el aparato estatal. Es importante tener en cuenta esto por si en algún momento se activan acuerdos de cobertura en terceros países, o si la red se utiliza para apoyar operaciones sensibles.
La iniciativa todavía está en una fase inicial, pero los próximos meses serán determinantes para comprender su verdadero propósito.
Imágenes | Xataka con Gemini 2.5 | CSCN