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Ucrania ha entrado en una fase tan desquiciada con los drones que sus drones se están derribando a sí mismos

Han pasado ya más de seis meses desde que la guerra en Ucrania entrara de lleno en una de las fases más desquiciada de la contienda. Nos referimos a una escena que, entonces, era más propia de la ciencia ficción: drones lanzando drones para atacar a otros drones. Con el tiempo estos drones “madre” se han convertido en parte del día a día en las ofensivas. Lo que nadie advirtió es que iba a existir un tráfico tan caótico que nadie sabe la bandera del dron que viene de frente.

Caos de guerra electrónica. Sí, la saturación de drones en la guerra de Ucrania ha generado un escenario sin precedentes donde la guerra electrónica se convierte en un arma de doble filo: en el intento de bloquear drones rusos, las fuerzas ucranianas a menudo interfieren sus propios aparatos, provocando pérdidas y disfunciones en plena operación. En el peor de los casos, derribándose entre sí mismos.

Esto se debe a que muchos drones de ambos bandos utilizan las mismas frecuencias, como ocurre con los Zala rusos y los Shark ucranianos. Cuando las unidades de guerra electrónica buscan anular a los Zala, también dejan inoperativos a los Shark, imprescindibles para detectar objetivos que después son atacados por artillería y misiles. La confusión es tal que, en algunos sectores de apenas un kilómetro de frente, puede haber más de 60 drones en el aire, obligando a una coordinación constante que rara vez es perfecta.

El riesgo de la saturación. De hecho, contaban en Insider que las condiciones en el frente han generado situaciones de pánico en las que soldados, incapaces de distinguir con rapidez si un dron es aliado o enemigo, optan por bloquear todas las frecuencias disponibles o incluso disparar contra cualquier aparato en vuelo. Esta incertidumbre se ve agravada porque muchos drones llevan explosivos improvisados o lanzan granadas, un absoluto manicomio que deja apenas segundos a la infantería para decidir.

La superposición de señales también ha permitido que operadores, sin proponérselo, se conecten a la transmisión de drones enemigos, recibiendo información involuntaria sobre sus movimientos y objetivos. Qué duda cabe, el fenómeno refleja los límites técnicos de la guerra electrónica en un entorno donde la densidad de drones supera cualquier registro previo en conflictos bélicos.

La carrera tecnológica. Lo hemos contado otras veces. La magnitud del uso de drones ha convertido el campo de batalla en un laboratorio de innovación en tiempo real. Ucrania, carente de suficientes armas occidentales y superada por el tamaño del ejército ruso, ha apostado por la producción masiva de drones de todo tipo, desde modelos industriales hasta creaciones en talleres improvisados, alcanzando los 2,2 millones en 2024 y con el objetivo de duplicar esa cifra en 2025.

Paralelamente, Rusia ha incrementado su inversión en producción y despliegue, empleando enjambres de drones tanto en el frente como en ataques combinados contra ciudades ucranianas, donde mezcla drones kamikazes con misiles para complicar la defensa aérea. El resultado es una dinámica de acción y reacción en la que ambos bandos ensayan sistemas alternativos, como drones de fibra óptica resistentes a interferencias, blindajes improvisados contra ataques aéreos y plataformas potenciadas por inteligencia artificial.

Consecuencias para la guerra actual. La experiencia ucraniana muestra que la guerra moderna se libra no solo con proyectiles, sino también con señales electrónicas que pueden decidir la eficacia o el fracaso de una ofensiva. La  denominada como“niebla de guerra” se ha trasladado al espectro electromagnético, donde la saturación de frecuencias convierte el cielo en un espacio ingobernable.

Al mismo tiempo, los errores de interferencia, la vulnerabilidad de los sistemas y la creatividad improvisada de los combatientes están sentando precedentes que influirán en los ejércitos del futuro. Si se quiere, las lecciones aprendidas en Ucrania (desde la necesidad de protocolos de identificación más sólidos hasta el rediseño de drones resistentes a la guerra electrónica) moldearán la forma en que las potencias integren enjambres y contramedidas electrónicas en sus doctrinas.

Imagen | State Emergency Service of Ukraine, National Police of Ukraine

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