Los coches autónomos prometían librarnos de prestarles atención. De momento solo lo logran cada 9 minutos

Los sistemas avanzados de asistencia a la conducción, o ADAS, se han convertido en un argumento de venta clave para muchos fabricantes de automóviles. Funciones como el control de crucero adaptativo, el mantenimiento dentro del carril y los asistentes para atascos prometen aliviar la carga de la conducción, especialmente en situaciones de tráfico denso. Sin embargo, un reciente estudio de la American Automobile Association (AAA) nos devuelve a la realidad: la tecnología es útil, pero la atención del conducto sigue siendo indispensable.
Una prueba en condiciones extremas. La AAA eligió uno de los peores escenarios posibles: las autopistas de Los Ángeles en hora punta. Durante más de 16 horas y a lo largo de 550 kilómetros, cinco vehículos equipados con diferentes sistemas ADAS de nivel 2 (aquellos que asisten, pero no asumen el control total) se enfrentaron al mundo real. Los coches fueron instrumentados con cámaras y GPS para registrar cada detalle de su comportamiento.
Menos de 10 minutos de tranquilidad. Aunque estos sistemas nos prometen tener una gran tranquilidad al volante (aunque no sean autónomos del todo), la realidad es muy diferente. De media, en este estudio se ha visto que cada 9,1 minutos (o cada 5,1 kilómetros) se registró un evento notable que requiere de la intervención del conductor.
Hay situaciones que son muy frecuentes. Dentro de estos eventos que requieren que una persona tome el control del vehículo, destaca sobre todo la invasión del carril. Esto pasa cuando otro coche se mete en el carril por delante del vehículo, obligando al conductor a intervenir para ajustar la distancia de seguridad adecuada para evitar la colisión ante la disminución de velocidad.
Pero se quedan aquí. En segundo lugar, se encuentra la incapacidad del coche para mantenerse perfectamente centrado en el carril, necesitando la intervención del conductor en el 72% de las ocasiones. Esto es algo muy típico, sobre todo a la hora de hacer curvas. Pero además de estos, se han registrado 71 casos más en los que el coche no reanudó la marcha tras una parada total o 43 momentos en los que el coche no frenó con la suficiente antelación, pudiendo haber provocado un accidente.
Hay diferencias entre los sistemas probados. Una de las comparativas más interesantes que se realizó en este sentido fue entre los sistemas que requieren que el conductor mantenga las manos en el volante y los más avanzados que permiten retirarlas.
Sorprendentemente, los sistemas que no requieren tener las manos en el volante son más fiables al requerir una intervención del conductor cada 20,1 minutos. En cambio, los sistemas más básicos necesitan ayuda humana con una frecuencia tres veces mayor: cada 6,7 minutos. Eso sí, los sistemas «manos libres» también solicitaban al conductor que volviera a tomar el control cada 15 minutos por seguridad.
La mejor recomendación de seguridad: tener sentido común. Ante estos resultados, la AAA ha lanzado una serie de recomendaciones ante la proliferación de estos sistemas de ayuda a la conducción y la confianza que se puede depositar en ellos. Apuntan a que siempre se debe mantener la alerta, ya que los ADAS no sustituyen al conductor, se debe evitar la distracción y sobre todo conocer el coche y cómo funciona cada sistema antes de comenzar a usarlo activamente.
Ahora mismo, el objetivo que tienen por delante es presionar a los fabricantes para que hagan sistemas de ayuda a la conducción que sean más fiables. Y es que aunque la tecnología de conducción avanza a pasos agigantados, todavía el factor humano es imprescindible para garantizar la seguridad.
Los ADAS ya son obligatorios. Poco a poco estos sistemas están cada vez más presentes en nuestro día a día y sin tener que pagar un extra en la configuración del coche. Desde 2022 todos los nuevos vehículos homologados deben incluir asistente de velocidad inteligente, alcoholímetro integrado o alerta de cambio involuntario de carril.
Imágenes | Charlie Deets
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