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Los trabajadores italianos han entrado en cólera por las inversiones de Stellantis. Las que les ha quitado Marruecos, concretamente

Stellantis invertirá en Marruecos. Mucho (muchísimo) dinero. Y eso tendrá consecuencias en sus inversiones en Europa. Especialmente en Italia donde aspiraban a ver un acercamiento de la compañía después de la salida de Carlos Tavares. Ahora trabajadores y políticos ven cómo estas seguirán esfumándose en favor del norte de África.

1.200 millones. Esa es la inversión anunciada por Stellantis para Marruecos. 1.200 millones de euros que se repartirán en el país para ampliar la capacidad productiva de su planta en Kenitra, Marruecos, a 535.000 coches anuales. Eso supone poner a la fábrica del país a la altura de la de Vigo, una de las históricas de la compañía (antes de PSA).

En los últimos años, las inversiones de Stellantis en Marruecos han sido constantes. De hecho, la compañía comenzó su andadura en suelo marroquí en 2019 y ya en 2020 estaba fabricando algo más de 200.000 unidades. En 2030, la previsión es superar esos más de medio millón de vehículos producidos.

Barato. La intención de Stellantis ha sido, hasta ahora, de fabricas opciones baratas destinadas al mercado local y a su expansión por Europa.Con el nuevo acuerdo, la compañía también ha anunciado que fabricará motores híbridos en África, una forma de abaratar su oferta de vehículos electrificados. Más tarde llegarán los conocidos como Smart Car. 

Esta producción motorista y de vehículos de tres ruedas se sumará a la producción actual de cuadriciclos ligeros. La compañía produce en Marruecos los Citroën AMI o Fiat Topolino. Estos últimos fueron motivo de polémica al incluir una bandera de Italia lo que impidió su venta en el país transalpino porque el uso de ésta está limitado a los productos fabricados dentro de sus fronteras.

Una pelea constante. Este fue solo un episodio más de la guerra abierta entre Stellantis e Italia. El grupo automovilístico posee compañías italianas que históricamente han tenido un gran peso en el país: Fiat o Alfa Romeo, pero también Lancia, Maserati o Abarth, que nació como la división deportiva de la primera de todas ellas.

Pese a ello, Stellantis ha ido dejando de lado la producción de coches en el país. En los últimos años han sido famosos sus despidos en Italia y en 2024 se confirmó la tendencia: hacía 70 años que las marcas italianas en posesión de Stellantis no producían tan pocos coches en el país.

Los motivos son variados pero se reparten entre los altos costes productivos y el camino para meterse dentro de las reglas europeas de emisiones. Un esfuerzo que la compañía basó en encarecer coches de combustión, fabricar más electrificados y hasta pausar los que no lo eran pese a ser los más vendidos. Finalmente, la industria del automóvil consiguió pausar las multas hasta 2027 con un acuerdo de última hora.

Enfado italiano. La salida de Carlos Tavares parecía dar un respiro a los trabajadores italianos. O al menos, la decisión de poner a Antonio Filosa (italiano) al frente de la compañía se vio como un acercamiento a un país que había pasado de tener a Fiat como una de sus banderas a ver cómo sus plantas entraban en la subasta para producir coches chinos.

El movimiento de Stellantis de invertir más dinero en Marruecos en detrimento de coches que podrían haberse fabricado en Italia ha levantado polvareda en el país. Los más duros han sido los miembros del Gobierno. En Panorama señalan que éstos han calificado de «absurda» la inversión marroquí, recalcando que «durante décadas, la empresa ha vivido del dinero entregado por las arcas públicas italianas». Eso sí, en el medio califican la reacción de «previsible». 

También Carlo Cardone, de Azione, ha reclamado a John Elkann, presidente de Stellantis, que cumpla con el plan italiano que la compañía puso sobre la mesa y de la que, señalan, no se han visto resultados, calificando el movimiento de «la enésima burla» hacia el país por parte de Stellantis. Y, al mismo tiempo, Samuele Lodi, portavoz del sindicato Fiom, recalcaba que las inversiones de Stellantis en Italia se están congelando, apuntan a la inactividad del Gobierno y recalcan que la situación (con la empresa) la situación no ha cambiado, sino que ha empeorado». Y subraya: «es la confirmación de que miran hacia otro lado”.

Smart Car. Las duras declaraciones desde Italia toman fuerza después de saber que la inversión de Stellantis implicará dar trabajo a 3.000 empleados y que se calcula que el impacto económico en la región puede superar los 6.000 millones de euros, teniendo en cuenta la red de aprovisionamiento de componentes de la que tienen que echar mano.

Todo ello será necesario para construir los cuadriciclos ligeros ya mencionados, nuevos vehículos eléctricos de tres ruedas y sus opciones híbridas más asequibles en el mercado como el Fiat Grande Panda o el Citroën C3 cuyo bajo precio debe ser decisivo para enfrentar la competencia china.

Marruecos toma fuerza. Todos estos planes afianzan la posición marroquí como hub africano del automóvil. A los planes de Stellantis hay que sumar la producción que Renault tiene en el país pero, sobre todo, los pasos que se están dando en el país para posicionarse como una alternativa atractiva para producir coches eléctricos.

Marruecos se encuentra en una posición clave. Su cercanía a Europa le permite una distribución que no encarece el producto. Al mismo tiempo, sus acuerdos comerciales con la Unión Europea lo convierten en una alternativa barata al sur de los mismos pero sin las barreras económicas que supone, por ejemplo, traer los coches desde China. De hecho, el propio país asiático está promocionando las inversiones en Marruecos para intentar convertir el país en un puente hacia Europa.

Foto | Stellantis y Jack Walker

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