
Por: El Husmeador
El Estado de México, uno de los estados más poblados y complejos del país, ha enfrentado durante años desafíos significativos en materia de seguridad. La delincuencia, desde robos hasta homicidios, ha sido una preocupación constante para sus habitantes, afectando la percepción de seguridad y la calidad de vida. Sin embargo, en 2025, bajo la administración de la gobernadora Delfina Gómez, se reportan avances gracias a operativos clave como Operación Enjambre, Operación Atarraya, Operación Bastión, Operación Restitución y Operación Liberación, que han buscado combatir la corrupción, el crimen organizado y la extorsión, ofreciendo un rayo de esperanza en la lucha contra la inseguridad.
Un Panorama de Inseguridad Persistente
Avances Bajo la Gestión de Delfina Gómez
Desafíos y el Camino por Delante
El Estado de México, con municipios como Tultitlán, Ecatepec y Naucalpan, ha sido históricamente un epicentro de delitos de alto impacto. Según datos del Secretariado Ejecutivo del Sistema Nacional de Seguridad Pública, en 2024 se registraron más de 7 mil homicidios dolosos a nivel nacional en el primer trimestre, y el Estado de México sigue siendo una de las entidades con mayores índices de delitos como robo, extorsión y feminicidio. La percepción de inseguridad, según la Encuesta Nacional de Seguridad Pública Urbana (ENSU) del INEGI, afecta a más del 60% de los habitantes, con una brecha de género notable: 66.5% de las mujeres frente al 54.5% de los hombres reportan sentirse inseguros.
En el contexto del Estado de México, municipios como Naucalpan registran una percepción de inseguridad de hasta 89.6%, lo que refleja la magnitud del desafío. Factores como la desigualdad socioeconómica, la proliferación de armas ilegales (70% provenientes de Estados Unidos, según estimaciones) y la presencia de crimen organizado, particularmente el Cártel Jalisco Nueva Generación (CJNG), agravan la situación. El robo a transportistas, con casi 1,400 casos registrados en enero y febrero de 2024, sigue siendo un problema crítico, especialmente en corredores como el Estado de México y Puebla.
Pese a este panorama, recientes publicaciones en X destacan reducciones en delitos clave en el Estado de México. Según reportes de julio de 2025, la gobernadora Delfina Gómez ha impulsado estrategias como la Operación Bastión, que han rendido frutos en municipios específicos. En Tultitlán, por ejemplo, se reporta una disminución del 25% en delitos de alto impacto, con caídas significativas en feminicidio (50%), homicidio doloso (38%) y robo en transporte público con violencia (35%). A nivel estatal, los homicidios han disminuido un 31%, el robo de vehículos un 25% y la extorsión un 18%, según datos compartidos por cuentas como @rotativodemex y@lordmolecula.
Estos avances se atribuyen a una mayor coordinación entre las fuerzas de seguridad estatales y federales, así como a programas enfocados en la prevención del delito. La gobernadora ha enfatizado en fortalecer las instituciones de seguridad, mejorar la capacitación de las fuerzas policiales y promover la colaboración con la sociedad civil. Sin embargo, los retos persisten: la corrupción en las instituciones y la falta de recursos para las fuerzas del orden, con un salario promedio de 8,000 MXN al mes, limitan el impacto de estas medidas.
A pesar de los progresos, la inseguridad en el Estado de México no se resolverá de la noche a la mañana. La fragmentación de los cárteles, producto de estrategias como el “descabezamiento” de líderes criminales, ha generado grupos más pequeños pero más violentos, intensificando las disputas territoriales. Además, la percepción ciudadana de inseguridad sigue siendo alta, alimentada por la violencia política y los delitos cotidianos como el robo a transeúntes.
Para consolidar los avances, es crucial abordar las causas estructurales de la delincuencia: pobreza, desigualdad y falta de oportunidades. Programas de rehabilitación y prevención, junto con una mayor inversión en seguridad privada y pública, podrían marcar la diferencia. Los ciudadanos, por su parte, han recurrido cada vez más a sistemas de seguridad privados, reflejando una desconfianza persistente en las instituciones.
El Estado de México, bajo el liderazgo de Delfina Gómez, muestra signos de progreso en la lucha contra la inseguridad, con reducciones notables en delitos de alto impacto en 2025. Sin embargo, el camino hacia un estado más seguro requiere un esfuerzo sostenido, coordinado y multifacético. La ciudadanía espera resultados tangibles, y la gobernadora tiene el desafío de transformar estas cifras en una percepción de seguridad que restaure la confianza en el futuro. Como decía el empresario Alejandro Martí tras la trágica pérdida de su hijo: “Si no pueden, renuncien”. El tiempo dirá si estas estrategias marcarán un cambio duradero.
