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Trabajar en Silicon Valley era un sueño. Hasta que llegó la IA y las empresas empezaron a exigir 72 horas semanales

“Si quieres irte a las 5 no estás en el trabajo adecuado”. Lo decía Lucy Guo, fundadora de la startup Scale AI. Y no es la única. Cada vez son más las startups de Silicon Valley, sobre todo las que se dedican a la IA, que están apostando por este modelo de “compromiso extremo” que nos recuerda a las interminables jornadas 996 que fueron tan controvertidas en China. ¿Qué está pasando?

Nueva cultura. La cultura de la ultra-productividad defendida por figuras como Elon Musk se ha instalado en Silicon Valley. En declaraciones a Wired, Adrian Kinnersley, CEO de una empresa de contratación, asegura que “está convirtiéndose en algo muy común. Tenemos varios clientes que tienen como prerrequisito al seleccionar candidatos que estén dispuestos a trabajar jornadas 996”.

HisterIA. En California, la legislación laboral es muy favorable para los trabajadores y Kinnersley se sorprende de que muchas empresas estén «incumpliéndola gravemente». Es una de las consecuencias de la carrera de la IA. No sólo hay una gran competición entre China y Estados Unidos, Silicon Valley se ha convertido en el campo de batalla donde pequeñas startups pelean por ser el número uno en lo suyo. El precio: exprimir a sus trabajadores.

Se acabó lo que se daba. Hace no mucho, trabajar en Silicon Valley era un sueño para muchos. Empresas como Google eran conocidas por ofrecer gimnasios, cafeterías y hasta masajistas. Todo tipo de comodidades para que los empleados se sintieran como en casa. Eso se ha acabado. Con la vuelta a las oficinas tras la pandemia, el sueño empezó a desvanecerse. La tortilla se ha dado la vuelta. Hoy es habitual que cualquier startup pida a sus empleados que hagan jornadas maratónicas e incluso que trabajen los fines de semana.

Compromiso extremo. Es otra manera de decir que no vas a pasar mucho por casa. Hace poco hablamos del joven CEO de Greptile y sus polémicas declaraciones. “No ofrecemos conciliación”, aseguraba en su perfil de X. El CEO lo dice directamente en las entrevistas de trabajo: trabajan desde las 9 de la mañana hasta altas horas de la noche y, a menudo, también los sábados. Se parece mucho a la jornada 996 de China: de nueve a nueve, seis días a la semana. La excusa: ser competitivos. En una entrevista, este CEO aseguraba que «A nadie le importa la tercera mejor empresa, ni siquiera la segunda mejor, en ninguna categoría de software. Si vas a esforzarte al 95%, es el equivalente a esforzarte al 0%».

Hay gente dispuesta. En España hemos asistido a lo contrario en el sector de la hostelería:  los camareros se rebelaron contra las jornadas de 12 horas, hasta el punto de que no había mano de obra. En Silicon Valley parece que hay bastante gente dispuesta a trabajar 996. En Rilla, otra startup de IA, aseguran que el 80% de sus empleados están trabajando 72 horas a la semana. Incluso lo ponen en sus ofertas de trabajo y no están teniendo problemas contratando. Su CEO dice que hay “una subcultura muy fuerte y en crecimiento, especialmente en mi generación (la Gen Z), que creció escuchando historias de Steve Jobs y Bill Gates, emprendedores que dedicaron sus vidas a crear empresas que cambiaron el mundo”.

996 en China. La jornada 996 se popularizó en China entre las tecnológicas chinas la pasada década. Este modelo fue el motor de crecimiento de empresas como Alibaba o JD.com durante años, pero llegó un punto en el que los trabajadores se hartaron y comenzaron las protestas exigiendo mejores condiciones laborales. El gobierno chino acabó prohibiendo las jornadas interminables y se pasó del 996 al 1065 (de 10 de la mañana a 6 de la tarde, cinco días a la semana).

Temporal y sólo para quien quiera. Hay startups que defienden una cultura híper-productiva un poco más moderada. La CEO de Sotira, una startup que aplica soluciones IA al sector logístico, lo ve como algo temporal: “Durante los dos primeros años de tu startup, tienes que trabajar al estilo 996”. También afirma que esas jornadas son para los líderes de las compañías y no cree que se deban imponer a toda la base de empleados. Esta visión crea una especie de estructura en dos niveles, donde solamente una parte de la empresa cumple estos horarios. Es lo que el CEO de la empresa de “telesalud” Fella & Delilah propuso a sus empleados en una publicación en su LinkedIn. Los empleados que se adhieran a este horario recibirán un aumento del 25% de su sueldo.

Imagen |Ron Lach, Pexels

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