Campos XXL, porterías gigantes y partidos con pelotas de baloncesto: cómo sería el fútbol adaptado por sexos
Si algo está demostrando la Eurocopa 2025 es que el fútbol femenino tiene cada vez más adeptos, algo que ya se vio en el Mundial de 2023. El ‘deporte rey’ en su versión femenina se sacude estigmas, levanta pasiones y sienta a miles de personas ante el televisor para seguir los partidos que se disputan en Suiza; pero también hace algo más: reabre viejos debates, como el de si hombres y mujeres deberían jugar con normas y en campos diferentes, adaptados a sus condiciones físicas.
Un estudio acaba de azuzar ese debate con nuevos datos.
¿Qué ha pasado? Que en plena Eurocopa femenina la compañía pública de radiodifusión suiza, SRF, acaba de publicar un estudio que reabre el melón de los melones del fútbol: ¿Deberían mujeres y hombres competir en campos diferentes, adaptados a sus distintas capacidades físicas? Si un varón español (y el cálculo es trasladable a otras nacionalidades) mide de media 14 centímetros y pesa 16,7 kilos más que sus coterráneas y esos factores influyen en aspectos como los saltos o la velocidad, ¿tendrían que adaptarse las condiciones de juego por sexos?
Cuestión de metros y kilos. El estudio de SRF parte de una premisa interesante: si aceptamos que las mujeres deben rendir más físicamente que los hombres al jugar en los mismos campos, ¿cómo de relevante es ese esfuerzo extra? ¿Qué supondría para un varón? La cadena suiza responde a ambas cuestiones con un ejercicio teórico: se ha imaginado cómo sería un terreno de juego si los hombres se encontrasen con el nivel de exigencia que asumen ahora sus compañeras. Sus conclusiones son fascinantes y afectan a cuestiones tan básicas como los balones.
La FIFA establece que las pelotas reglamentarias deben tener un peso mínimo de 410 gramos y no exceder de 450. En cuanto al tamaño, la circunferencia tiene que estar entre 68 y 70 cm. El estudio de SRF sugiere que para que los varones jueguen «en las mismas condiciones» que las mujeres sus balones deberían ser mucho más grandes, con una circunferencia de 76 cm. «Tendría el mismo tamaño y peso que uno de baloncesto», añade. Y esa es la primera de muchas adaptaciones.

Porterías, campos y áreas XXL. El informe se apoya en el trabajo de investigadores de la Universidad de Trondheim y responde algunas preguntas curiosas. Por ejemplo, ¿cómo de grandes tendrían que ser las porterías para que los hombres se enfrenten a las mismas condiciones que las mujeres? Partiendo de la base de que por término medio los jugadores son más altos que las jugadoras, el estudio concluye que sus porterías deberían ser 0,55 m más largas y 0,13 más altas.
«Una portería adecuada mediría 8,4 m de ancho y 2,72 m de alto. Incluso un portero de 1,9 m tendría escasas posibilidades ante tiros precisos», concluye.
La misma lógica se traslada al terreno de juego. Ahora mismo los campos aptos para las competiciones internacionales deben moverse entre 100-110 metros de largo y 64-75 de ancho, aunque la medida estándar de la mayoría de campos de Primera es de 105×68 m. «Para un juego limpio en el fútbol masculino, el campo tendría que ser más grande», recoge SRF: «Un 20% más grande: 132×84 m».
Más kilómetros. Los futbolistas no solo tendrían que competir en campos más extensos con balones más grandes y pesados. También les tocaría correr bastante más. ¿Cuánto? Según el estudio, los jugadores más pasarían de recorrer unos 10 kilómetros por partido a cubrir entre 12 y 13. En la práctica, abundan los autores del informe, eso equivale a mucho más tiempo de juego y «un enorme esfuerzo físico, tanto para la resistencia como la condición física» de los deportistas.
¿Las mismas barreras? Otro aspecto que variaría si rediseñásemos los campos para que hombres y mujeres se enfrentasen al mismo nivel de exigencia es el de las barreras en casos de faltas. Por las diferencias de envergadura, las femeninas son más estrechas y bajas, por lo que cubren un ángulo vertical de 10,4 grados. En el caso de los hombres se alcanzan los 11,25º. Eso afecta a las posibilidades de una parada exitosa. «Las probabilidades de un tiro libre exitoso se incrementan».
El debate, servido. Aunque los datos de SRF resultan interesantes no es la primera vez que se plantea el debate sobre si mujeres y hombres deben competir con porterías, campos y balones iguales. En 2021 la University Campus of Football Business (UCFB) publicó un artículo en el que incidía en esa cuestión y recordaba que en otros deportes ya se usan pelotas, redes o vallas distintas en función de si compiten varones o mujeres. «¿Por qué en el fútbol no se hace?», dejaba botando la UCFB, una pregunta que ha surgido en más ocasiones durante los últimos años.
«Cualquier opinión que defienda el cambio de tamaño de las porterías es recibida con acusaciones de sexismo, pero hay un argumento en contra: aceptar de forma pasiva las medidas diseñadas originalmente para el juego masculino es una forma de sexismo en sí mismo», reflexiona. «Si se deja de lado la emoción y se persigue la pura lógica, el cambio del tamaño de las porterías puede mejorar el juego».
¿Favorecería o perjudicaría a las mujeres? Esa es la pregunta clave. Pese a los cálculos divulgados por SRF, hay quien advierte que aplicar ‘correcciones’ para que hombres y mujeres se enfrenten al mismo grado de exigencia sobre el césped perjudicaría a estas últimas. ¿El motivo? Más allá de las acusaciones de «sexismo», algunas voces alertan de que complicarían la expansión del fútbol femenino.
«¡Ya resulta bastante difícil encontrar un campo para jugar! No hay suficientes equipos con presupuesto para tener su propio campo, así que ahora lo comparten con el masculino. ¿Vas a medir el terreno el sábado para el partido masculino y cambiar todas las medidas luego para el encuentro femenino del domingo?», advierte la jugadora Rachael Yankey en una entrevista con UCFB.
Imágenes | James Boyes (Flickr) 1 y 2