Elon Musk ha dejado entrever su próximo objetivo: "los países que no fabriquen sus propios drones serán Estados vasallo"

Elon Musk ha puesto sus cartas sobre la mesa con una frase lapidaria: «será mejor que descubramos cómo construir drones a escala rápidamente o estaremos condenados a ser un estado vasallo». Solo China fabrica drones a escala. Y cierta empresa de coches eléctricos podría suplir esa necesidad.
La cruda realidad. «Estados Unidos no puede fabricar actualmente sus propios drones», dijo Musk en una conferencia de resultados de Tesla. A primera vista, parece una clásica exageración del empresario. Proveedores militares estadounidenses como AeroVironment (fabricante del Switchblade-600) o General Atomics (creador del MQ-9 Reaper) diseñan y producen drones. Sin embargo, Musk no se refiere a la capacidad de diseñar estas naves no tripuladas, sino a la producción a escala y la independencia de la cadena de suministro.
En este sentido, la dependencia de China es abrumadora. No solo por parte de Estados Unidos. China controla entre el 70 y el 80% del mercado mundial de drones comerciales, que se utilizan activamente en la guerra de Ucrania. Y los componentes críticos como baterías, chips, cámaras y motores provienen en su mayor parte de China. «China fabrica más drones en un día que Estados Unidos en todo un año», dijo Musk.
Un mercado de 9 billones. Pero la advertencia de Musk no es solo un arrebato patriótico, también tiene una lectura de negocio. Según un informe de Morgan Stanley, el sector de los drones y eVTOLs podría alcanzar un valor de 9 billones de dólares de aquí a 2050. Es un pastel demasiado grande como para que el empresario sudafricano no quiera un trozo.
El movimiento cobraría especial relevancia en el momento actual de Tesla. La compañía registró una caída del 71% de sus beneficios netos durante el primer trimestre de 2025, con un desplome de ventas en Europa del 52% en un solo mes. El incipiente despliegue de los robotaxis no parece suficiente para convencer a los accionistas, y apostar por un mercado tan grande podría ser la solución.
Las piezas encajan a la perfección. Tesla ya desarrolla robótica avanzada con el robot humanoide Optimus y sistemas autónomos como la conducción autónoma basada en visión por computadora. SpaceX, su empresa hermana, cierra el círculo con un conocimiento inigualable del sector aeroespacial.
El propio Musk dejó entrever el movimiento en la llamada a inversores, hablando sobre el futuro de Tesla: «El futuro de la compañía se basa fundamentalmente en coches autónomos a gran escala y en un vasto número de robots humanoides autónomos». Los drones encajan como un guante en esta visión de «robots con inteligencia artificial asequibles».
El Pentágono está llamando a la puerta. La dependencia geoestratégica de China no ha pasado desapercibida en Washington. El Pentágono ha lanzado la iniciativa «Replicator», un programa de 1.000 millones de dólares para desplegar miles de drones militares, seleccionando el Switchblade-600 de AeroVironment como su primera compra pública.
En paralelo, el Departamento de Defensa ha impulsado una reforma para eliminar la burocracia y alcanzar el «dominio de UAS» para 2027. El mensaje es claro: Estados Unidos comparte la preocupación de Musk y está intentando recuperar el terreno perdido a marchas forzadas. La declaración de Musk sobre los «Estados vasallos» es, digamos, una jugada a varias bandas.
Imagen | Flickr (Dvids)