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China está recortando distancias con EEUU en IA con lo mejor que se le da hacer: observar

Aunque las aplicaciones de inteligencia artificial que más se usan en el mundo suelen provenir de empresas estadounidenses, China está silenciosamente escalando puestos mediante una estrategia con muchas patas. Una estrategia que no solamente se centra en computación, sino también en construir unos cimientos sólidos en torno a esta industria.

Tal y como señala WSJ, desde bancos multinacionales hasta universidades públicas, organizaciones de todo el mundo están adoptando modelos de IA desarrollados por compañías como DeepSeek o Alibaba como alternativa a las soluciones americanas. Aún hay un gran trabajo por delante, pero la popularidad de sus modelos de lenguaje comienza a dispararse en todo el mundo.

Una revolución silenciosa. Mientras ChatGPT sigue siendo el chatbot más popular del mundo con 910 millones de descargas frente a los 125 millones de DeepSeek, según la firma de análisis Sensor Tower, la competencia real no se mide solo en usuarios finales. Bancos como HSBC y Standard Chartered han comenzado a probar internamente los modelos de DeepSeek, la petrolera Saudi Aramco ha instalado esta tecnología en su centro de datos principal, y hasta gigantes estadounidenses como Amazon Web Services, Microsoft y Google ofrecen DeepSeek a sus clientes.

La estrategia china es clara: ofrecer un rendimiento a la altura a precios considerablemente más bajos. La dinámica está siendo similar a la que el país ha venido aplicando en el resto de industrias: observar a su alrededor, después innovar y luego dominar con precios competitivos.

El arma secreta de China: 3,5 millones de ingenieros al año. Durante décadas, China ha construido meticulosamente su arsenal de capital humano en disciplinas STEM (ciencia, tecnología, ingeniería y matemáticas). El país gradúa anualmente 3,57 millones de ingenieros, cuatro veces más que Estados Unidos.

Esta ventaja no es casual: desde los años 80, China envió masivamente estudiantes a universidades occidentales en el fenómeno conocido como «hai gui» (tortugas marinas), que regresaron para transformar las instituciones académicas chinas. Universidades como Tsinghua han llegado a superar a Stanford o MIT en número de estudios científicos relevantes. El plan maestro comenzó con las «cuatro modernizaciones» de Deng Xiaoping, que priorizaron la educación técnica y científica con una visión a largo plazo. Hoy, el gasto en educación no ha bajado del 4% del PIB en dos décadas, y los incentivos para publicar investigación de calidad pueden llegar a los 100.000 dólares por estudio. El resultado: el 38% de los expertos en IA que trabajan en Estados Unidos se formaron en universidades chinas.

Cómo China está ganando terreno. La estrategia china combina tres elementos clave:

  • Primero: un enfoque en aplicaciones prácticas de la IA frente a la búsqueda estadounidense de superinteligencia. Mientras OpenAI y otras empresas americanas persiguen avances revolucionarios, las compañías chinas se centran en resolver problemas inmediatos del mercado.
  • Segundo: la liberación de modelos de código abierto que permiten a desarrolladores de todo el mundo adaptarlos libremente. Alibaba ha visto cómo se crean más de 100.000 modelos derivados basados en su Qwen, y en otras instituciones, como la Universidad de Witwatersrand en Sudáfrica, han escogido DeepSeek para sus proyectos debido a su naturaleza open-source y para poder utilizarlo sin conexión para garantizar la seguridad de sus datos.
  • Tercero: precios agresivos que resultan irresistibles para mercados emergentes. En plataformas como Latenode, que ayuda a empresas de todo el mundo a crear herramientas de IA personalizadas, una de cada cinco empresas globales ya elige DeepSeek por ser «17 veces más barato» que las alternativas estadounidenses, según apunta Oleg Zankov, cofundador de Latenode. Esta estrategia es especialmente efectiva en países donde el dinero y la potencia de computación son más limitados.

Una guerra fría tecnológica. Esta competencia está fracturando el ecosistema global de IA en dos bloques. Estados Unidos ha endurecido las restricciones a las exportaciones de chips, mientras China invierte masivamente en construir una cadena de suministro independiente. El resultado es una división en la que países y empresas deben elegir entre sistemas estadounidenses o chinos. Y mientras Washington intenta limitar el acceso chino a la tecnología, las propias empresas americanas integran soluciones chinas en sus servicios.

Innovación, talento y precios. La competencia se intensificará en múltiples frentes. China está revolucionando sus motores de búsqueda: Baidu acaba de lanzar la mayor actualización de su plataforma en una década, permitiendo búsquedas de más de mil caracteres frente a los 28 anteriores, integración completa con IA y capacidades multimodales que incluyen voz, imágenes y archivos. Es una respuesta directa a la presión de DeepSeek a nivel nacional y otras plataformas de IA conversacional.

Mientras tanto, el talento chino sigue siendo cortejado por las tecnológicas estadounidenses: Meta ha fichado recientemente a cuatro ingenieros chinos clave de OpenAI, quienes han contribuido enormemente en modelos como GPT-4 y o3. Paradójicamente, mientras Trump amenaza con revocar visados a estudiantes chinos por seguridad nacional, la industria americana depende cada vez más de este talento. Lo que está claro es que el país que logre la adopción más amplia de su tecnología en el resto del mundo tendrá una ventaja descomunal.

Imagen de portada | Solen Feyissa y Arthur Wang

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