Ultimas Noticias

Lucy Guo, cofundadora de Scale AI, lo apuesta todo al 996: "Si quieres irte a las 5 no estás en el trabajo adecuado"

El debate sobre el equilibrio entre la vida laboral y personal ha ganado fuerza en los últimos años, especialmente entre las nuevas generaciones que buscan una mayor flexibilidad y bienestar.

Sin embargo, nuevas figuras de Silicon Valley como Lucy Guo, millonaria y cofundadora de Scale AI, descartan ese equilibrio abrazando una cultura laboral mucho más exigente, inspirada en el modelo laboral chino conocido como «996» (de nueve de la mañana a nueve de la noche, seis días a la semana). No es la única fundadora que lo está haciendo.

Guo, quien recientemente fue reconocida por Forbes como la millonaria más joven hecha a sí misma, ha hecho de su jornada laboral extrema un ejemplo a seguir para otros fundadores de startups. Su estilo de vida está generando un intenso debate sobre qué significa realmente el éxito profesional en la era tecnológica.

La pasión del fundador por el trabajo

La cofundadora de Scale AI, y CEO de Passes desde 2022, no cree en el equilibrio entre la vida laboral y personal. Tal y contaba en una entrevista para Fortune, «probablemente no tengo un buen equilibrio entre mi vida laboral y personal. Para mí, el trabajo no es realmente trabajo. Me encanta hacer mi trabajo». Esta perspectiva la ha llevado a defender las jornadas laborales de hasta 90 horas a la semana como el nuevo estándar para quienes aspiran a triunfar en el mundo de las startups.

Guo sostiene que, si una persona está deseando que sean las cinco de la tarde para irse a casa, «quizás no tengas el trabajo adecuado». Según su experiencia, la verdadera motivación surge cuando el trabajo se siente como una extensión natural de la vida, no como una obligación de la que hay que escapar cuando se cumple la jornada.

De acuerdo a lo que contó a Fortune, Guo comienza el día a las 5:30 de la mañana con una sesión de ejercicio intenso. Para las nueve de la mañana ya está en la oficina, y almuerza en su escritorio, sin salir de la oficina. Su jornada laboral termina hacia la medianoche, cuando finalmente cierra su portátil y se va a dormir. Incluso trabajando 90 horas a la semana, asegura que encuentra «una o dos horas» para estar con familiares y amigos: «Siempre hay que encontrar tiempo para eso, sin importar lo ocupado que estés».

Oficinas encendidas

Uno de los motivos que mantiene a Lucy Guo en ese estado de «siempre disponible» es su obsesión por ofrecer el mejor servicio al cliente en su startup. Ella misma da a su equipo solo cinco minutos para responder a los clientes antes de hacerlo personalmente: «Ofrecer un servicio al cliente excepcional es lo que distingue a las startups de las grandes tecnológicas. Aunque tengas menos clientes, es muy posible que el director ejecutivo responda a todo, lo que aumenta la fidelidad de la gente. Hoy en día, es imposible para un director ejecutivo como el de Uber. Esa es mi mentalidad» explicaba Guo.

Aunque pueda parecer un planteamiento  extremo, Guo no está sola en esta forma de trabajar. Cada vez más CEOs de Silicon Valley están abrazando modelos que exigen a sus empleados jornadas de más de 80 horas semanales, convencidos de que la pasión y la dedicación total son la clave para el éxito en el sector tecnológico actual.

El «996» se adueña de Silicon Valley

La cultura laboral tradicional de China o Japón, que vinculaban el trabajo con valores como el honor, el respeto o la lealtad terminó derivando en una cultura en la que los empleados caían desplomados en sus lugares de trabajo tras soportar largas jornadas. Jornadas que obedecían al modelo «996» en la que las largas jornadas no dejan tiempo para descansar, vivir, socializar o formar una familia. Solo hay trabajo.

Esta filosofía, a la que ya se le está poniendo veto en los principales países que la impulsaron por su impacto social y demográfico, ahora es defendida abiertamente por fundadores y CEOs de Silicon Valley, quienes consideran que es la única forma de destacar en un mercado global cada vez más competitivo.

La deriva de Silicon Valley hacia este modelo jornadas eternas no es nuevo. En 2018, Michael Moritz, presidente del fondo de capital riesgo Sequoia Capital, hacía un alegato en el Financial Times sobre cómo las empresas tecnológicas chinas llevaban el concepto de trabajo duro a un nivel impensable para Silicon Valley. » Aquí, los altos directivos llegan a trabajar sobre las 8 de la mañana y, con frecuencia, no se van hasta las 10 de la noche. La mayoría lo hace seis días a la semana», elogiaba Moritz.

Oficina

Empresas de referencia como Meta o Microsoft están endureciendo las valoraciones de rendimiento de sus empleados para incentivarlos a que trabajen más duro. El camino opuesto que han iniciado las empresas de aquellos países que ya conocen los efectos de aplicar jornadas tan extremas.

Europa amaga con subirse a la ola

La ola del «996» también se está expandiendo a Europa, donde algunos fundadores tecnológicos se alzan como apóstoles de esta nueva corriente laboral, argumentando que Europa está condenada a un papel secundario si no se trabajan más horas. Algunos países ya han comprado ese discurso.

El sueco Joel Hellermark, CEO de la empresa de inteligencia artificial Sana Labs, les dijo a sus empleados que «60 horas por semana es el punto ideal», haciendo suyo el mensaje que Serguéi Brin había impuesto en Google. Harry Stebbings, fundador de uno de los principales fondos de inversión de capital riesgo, también abogaba por el modelo de jornadas «996».

«7 días a la semana es la velocidad necesaria para ganar ahora mismo. No hay margen para el desliz. No compites contra cualquier empresa de Alemania, etc., sino contra las mejores del mundo», escribía Stebbings en su perfil de LinkedIn. En términos similares se expresaba Martin Mignot, socio de Index Ventures, un fondo de capital riesgo afincado en Suiza. «Olvídate del 9 a 5, el 996 es el nuevo estándar para las startups», escribió en LinkedIn.

No obstante, también hay voces discrepantes con este giro de Silicon Valley y Europa por endurecer las jornadas laborales. Suranga Chandratillake, socio principal de la inversora británica Balderton Capital, señalaba que ese enfoque era contraproducente para el crecimiento de las startups. «Todas las versiones de esta publicación que he leído son de inversores de capital riesgo que nunca han creado una empresa tecnológica. Recuerdo bien esos ‘consejos’ de cuando era fundador. Si eres director ejecutivo, no escuches a un magnate de finanzas con capucha que nunca ha hecho tu trabajo y te dice cómo hacerlo», aseguraba el inversor a Fortune.

En el mismo sentido se pronunciaba Amelia Miller, cofundadora de la plataforma de empleo Ivee, que aseguraba que este enfoque era una «red flag» para invertir en una startup. «Solo los malos fundadores trabajan 7 días sin parar. Es una mala gestión del tiempo y una vía rápida hacia el agotamiento. El agotamiento, una de las 3 principales razones por las que fracasan las empresas en etapa inicial. Es, literalmente, una mala razón para invertir», asegura la fundadora en su perfil de LinkedIn.

En Xataka | China se hizo famosa por sus jornadas laborales eternas. La solución ha sido echar a la calle a los empleados a su hora

Imagen | LinkedIn, Unsplash (Annie Spratt, luminum Disemboweler3000, Israel Andrade)

source

Mostrar más
Botón volver arriba