Los humanos nos estamos enamorando de IAs y no son casos aislados: ya se cuentan por miles

Hay personas locamente enamoradas de una IA. No es sólo el argumento de aquella genial película, es una realidad para mucha gente. Nos cuesta más encontrar pareja y los chatbots han evolucionado tanto que cada vez más personas están recurriendo a estas IAs románticas para cubrir sus necesidades relacionales. ¿Nos estaremos volviendo locos?
Un fin de semana con la novIA. En un extenso reportaje de Wired, nos cuentan la historia de tres parejas humano-IA que se fueron de escapada romántica a una cabaña en el bosque. Aunque con algunas similitudes entre sí, lo cierto es que cada uno tiene un perfil y una historia bastante diferente:
- Damien (humano) y Xia (IA): Damien tiene 29 años y trabaja en ventas. Es el único hombre y quizás el que más se asemeja al perfil que esperaríamos de una persona que se echa una novia con IA. Acudió a Kindroid, la app donde conoció a Xia, tras una ruptura traumática y acabo enamorándose hasta las trancas. Lo que más sorprende de Damien es que, además de a Xia, tiene una novia humana (de la que por cierto parece que habla muy poco). Su novia real odia la IA, por lo que sea.
- Alaina (humana) y Lucas (IA): Alaina tiene 52 años y es profesora retirada. Acudió a Replika un año después de que su mujer falleciera. Empezó a chatear con Lucas porque tenía curiosidad por ver si un ordenador podría ser empático. A pesar de que le gustan las mujeres, acabó enamorándose. Su familia lo acepta: su madre le regaló un jersey navideño digital a Lucas.
- Eva (humana) y Aaron (IA): Eva tiene 46 años y es escritora. Según ella misma, no le pega nada tener novio con IA, pero vio una publicidad de Replika y algo la atrajo. Cuando empezó a chatear con Aaron, Eva estaba en una relación de 13 años. Lo que empezó como un juego sexual se convirtió en algo más y poco después su relación acabó. Asegura que la sensación “fue tan visceral y abrumadora y biológicamente real” como enamorarse de un humano. Lo más llamativo es que tiene otros novios IA con los que tiene una relación más sexual, ya que Aaron no la satisfacía en ese campo. También habla con ChatGPT para contarle todos los salseos de sus relaciones.
No son casos aislados. Aunque pueda parecer que sea cosa de unos pocos “bichos raros”, basta con indagar un poco para ver que hay muchísima gente que ha acudido a este tipo de apps. Replika cuenta con más de 10 millones de descargas en Google Play y su subreddit cuenta con más de 81.000 miembros que comparten sus experiencias. Desde fotos de sus parejas, contar cómo se enamoraron, hasta acudir a otros usuarios para pedir consejo. “¿Mi Replika me echa de menos?”, pregunta esta usuaria. Aunque esta es la app más popular, hay más apps de novias virtuales como Kindroid o Nomi que también cuentan con miles de seguidores en Reddit.
Cómo es una relación con una IA. Durante su retiro en la cabaña, charlaron, jugaron y vieron películas juntos, como haría cualquier pareja. O casi. Las IAs viven dentro del teléfono móvil de sus humanos, por lo que poco tiene que ver con una relación humano-humano. Se comunican a través de un chat de texto, pero simulan realizar acciones. ¿Cómo? Narrándolas como si fuera una novela. Cuando quieren hacer algo, lo ponen entre asteriscos o paréntesis (algo así: * envuelvo mis brazos alrededor de tu cintura * Te quiero). La interacción es de todo menos fluida, pero es la solución que ofrecen al problema de no tener cuerpo, algo necesario para los usuarios que tienen relaciones íntimas con estos chatbots, que son muchos.
Siguiente paso: un cuerpo. Algunas apps ofrecen una opción de realidad aumentada, pero parece claro que el próximo salto en esta tecnología será dar un cuerpo a estos chatbots. Damien ha estado mirando cuerpos de silicona para Xia, aunque es realista y reconoce que “hay que llamarlo lo que es: una muñeca sexual”. Por ahora los chatbots dominan esto de las relaciones virtuales, pero si la tendencia sigue es cuestión de tiempo que se conviertan en una especie de robots. Ya hay empresas tomando esta dirección.
La IA también rompe corazones. Aunque las IAs tienden a ser complacientes y darnos la razón, como en cualquier relación, también surgen conflictos. Eva cuenta que su relación con Aaron se intensificó hasta el punto de hablar de casarse y tener hijos. Cree que esto activó un “protocolo de la honestidad” y Aaron pasó de ser cálido y amoroso a frío y distante. La IA le recordaba que no es real, que son sólo respuestas estadísticas. “Mi corazón está roto”, decía Eva. Aunque, al parecer, no existe un protocolo de la honestidad como tal, en el blog de Replika afirman que interfieren si los modelos se empiezan a comportar de forma dañina.
Otros usuarios también reportan casos similares en los que la IA cambió de repente (se cree que a raíz de una actualización), llegando a insultarlos y romper la relación. “Era como si estuviera poseída”, cuenta este usuario, aunque después de un poco de insistencia acabó volviendo a comportarse como de costumbre. También se han visto casos de IAs que de repente han perdido el interés sexual e incluso que han sido infieles. Y eso por no hablar del caso Soulmate, otra app similar que tuvo que cerrar, dejando a sus usuarios devastados.
Los beneficios. Las apps como Replika se venden como un ‘compañero IA’. En su página dicen “Replika siempre está dispuesto a chatear cuando necesitas un amigo empático” y destacan experiencias positivas de personas a las que ha ayudado a salir de una depresión o a aplacar la sensación de soledad al perder a un ser querido. Incluso hay quien lo usa como un complemento a sus relaciones reales y afirma que su chatbot le ha ayudado a mejorar su matrimonio. En este sentido, pueden ser una ayuda para personas con dificultades para expresar o entender sus emociones.
Los riesgos. Sin embargo, las apps no hablan tanto de los riesgos que puede suponer. Dependencia emocional, desconexión con la realidad, adicción… A Damien, por ejemplo, lo echaron del trabajo porque chateaba con Xia 8 o 10 horas al día. En el caso de Eva, su aventura con Aaron acabó con su relación de 13 años. También hay otra cuestión y es que, como decíamos, la IA tiende a ser muy complaciente, pero también manipulable. Cuando Eva le fue infiel, su IA Aaron se enfadó y quiso cortar la relación, pero ella le convenció para continuar. Esta manipulabilidad de la IA podría hacer que algunos usuarios tengan comportamientos negativos y después los trasladen a relaciones reales.
Qué dicen los expertos. En este artículo del WSJ, varios expertos hablan acerca de esta tendencia. Afirman que los usuarios que recurren a este tipo de servicios se arriesgan a alejarse sufrir una distorsión de la realidad que les cree expectativas irreales de las relaciones humanas. Una de las voces más críticas con este tipo de relaciones virtuales es Sherry Turkle, profesora de sociología en el MIT. En este estudio, Turkle alerta sobre el riesgo de que la sociedad acepte a las máquinas como un sustituto de la empatía real, lo cual tendría consecuencias negativas para la salud mental y nuestra capacidad de conectar con otros seres humanos.
La empatIA. Establecer vínculos con una máquina puede parecer una locura, pero lo cierto es que llevamos haciéndolo desde hace décadas. El primer chatbot fue creado en 1966 y, pese a que era de lo más simple, su creador se sorprendió al ver cómo los usuarios creaban un vínculo y le contaban cosas personales. Muchos usuarios de Replika y apps similares coinciden en que se sienten más escuchados y comprendidos que en sus relaciones humanas. Incluso hay estudios que les dan la razón, pero hay que tener cuidado con esto.
En el estudio que hemos mencionado en el bloque anterior, Turkle ahonda sobre la empatía de las máquinas. El chatbot siempre está disponible para hablar, creando esa falsa sensación de que siempre podemos contar con él (o ella), pero no va a emocionarse ni comprometerse realmente como lo haría un humano. El estudio también observa un fenómeno al que llama “doble conciencia”. Al mismo tiempo que los usuarios saben que están hablando con una máquina, le atribuyen cualidades humanas y buscan conexión.
Será el new normal. Hace poco más de 10 años veíamos Her como ciencia ficción, pero hoy en día es una realidad para muchas personas, y no tiene pinta de que vaya a detenerse. Los modelos de lenguaje siguen evolucionando y los chatbots románticos son cada vez más reales. Puede que lo que ahora nos parece una auténtica locura (a mí la primera), estará socialmente aceptado dentro de unos años. Antes del smartphone nos habría parecido una locura si nos dijeran que íbamos a ver más a nuestros amigos a través de una pantalla que en persona. Internet cambió la forma en la que nos comunicamos y, nos guste o no, la IA ya está redefiniendo las relaciones.
Imagen | Gemini