A ojos de la DGT, un Seat Ibiza contamina más que un Lamborghini. El Gobierno quiere acabar con ello

El sistema de etiquetas medioambientales lleva rota prácticamente desde que nació. Las etiquetas CERO, ECO, C y B tratan de ordenar de menor a mayor el impacto medioambiental de los distintos vehículos que circulan por España. ¿El problema? Es bastante imprecisa y deja margen tanto a fabricantes como a conductores para hacer ciertas trampas (no cargar nunca un PHEV, superdeportivos con pequeñas baterías y motores gigantescos, etc.).
Casi diez años después de su implementación, el Gobierno de España hará una revisión del sistema de etiquetas. No descarta hacer cambios profundos en el mismo y cambiar la asignación de los distintivos medioambientales.
Por qué ahora. A través de una enmienda transaccional de Sumar, ERC, Bildu y BNG, incluida en la Ley de Movilidad Sostenible, el Gobierno se ha comprometido a hacer un estudio y revisión del actual sistema de etiquetado medioambiental.
Se da un plazo de doce meses para que el ejecutivo presente dicho estudio, incluyendo la propuesta para revisar los distintivos. Aunque no han trascendido detalles sobre las modificaciones, que aún deben estudiarse, sí que hay varios sospechosos bajo el foco.

Las etiquetas CERO y ECO . Los fabricantes llevan años aprovechando los requisitos necesarios para obtener la etiqueta ECO y CERO. La primera ampara a todos los vehículos híbridos con más de 40km de autonomía eléctrica y aquellos vehículos que funcionan con gas (GLP o GNC). La segunda a todos los eléctricos e híbridos con autonomía eléctrica inferior a 40km.
Muchos de estos vehículos ni siquiera se recargan, y acaban funcionando siempre con combustible. Otros, directamente, tienen autonomías ridículas en modo eléctrico y motores gigantescos. Es el caso de algunos superdeportivos de fabricantes como Lamborghini. Motores enormes con potencias desbocadas y autonomías mínimas en modo eléctrico.
El criterio del CO2. Otro de los mayores problemas del sistema de distintivos tiene que ver con las emisiones reales de dióxido de carbono. Es un criterio que no se mide de forma directa, el sistema se basa en las normativas Euro (las cuales ya reflejan emisiones) poniéndose el foco en la antigüedad del vehículo y no en cuánto contamina realmente.
Cómo se hará. El Gobierno revisará el sistema de etiquetas medioambientales, usará las emisiones de CO2 como criterio adicional, y pondrá el foco en aquellos vehículos contaminantes con etiqueta ECO. Para lograrlo, se hará un trabajo conjunto con los Ministerios de Interior, Transportes y Movilidad Sostenible, Industria y Comercio y Empresa, entre otros. Del mismo modo, se realizarán consultas a las distintas comunidades autónomas.
Los cambios no serán retroactivos, tan solo afectarán a vehículos de nueva matriculación. Esta nueva clasificación solo será efectiva en vehículos recién sacados del concesionario, los que ya están en circulación no verán modificada su etiqueta.
El caos con las ZBE. La medida no solucionará el actual caos que hay con las ZBE en España. En Granada la están burlando cambiando el padrón, Madrid sigue debatiendo el impacto de las mismas tras el varapalo del Tribunal Superior de Justicia, y mientras España sigue empeñada en este sistema buena parte del sistema de transporte público se renovó con flotas diésel.
Con un plazo máximo de 12 meses, el Gobierno se enfrenta a una de las revisiones más complejas en la industria del automóvil. Los cambios afectarán de forma profunda a la venta de ciertos coches en España, y los criterios para considerar que un vehículo es o no contaminante están ahora mismo en el aire.
Imagen | DGT
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