Si te preguntabas cómo sólo dos empleados podían agujerear las cuentas de Kia, ya tenemos respuesta. Robando 1.000 motores, claro
«En esta planta faltan motores».
Algo así debieron decir en la planta de Kia en India donde una auditoría descubrió que allí faltaban motores. Concretamente 900 bloques de combustión de los que nadie tenía noticias y que habrían desaparecido durante los últimos tres años. Con el paso del tiempo las investigaciones han seguido su curso y, con ellas, han descubierto que el agujero era todavía mayor al esperado.
Señalan en Motorpasión que las últimas pesquisas apuntan a que los motores habrían desaparecido porque, durante cinco años, dos empleados los han sustraído de la propia fábrica. Y, concretamente, han sido un total de 1.008 bloques de combustión los que han sorteado la seguridad de la planta en algún punto a lo largo y ancho de la misma.
2,3 millones en motores de combustión
Las investigaciones, evidentemente, se preguntaban cómo podían dos operarios sacar de la planta de Kia más de un millar de motores sin que nadie se diera cuenta. Y la respuesta parece evidente: no estaban solos.
Conforme la policía ha ido desentrañando lo sucedido han descubierto que, al menos, calculan que seis personas estaban implicadas. Dos de ellas dentro de la fábrica, otras dos que trabajaron en el transporte de los mismos y una última pareja era encargada de la distribución de los mismos.
Los trabajadores tenían puestos de responsabilidad dentro de la línea de motores y señalan en The Economic Times que falsificaron documentación de la compañía como facturas y papeles en los que quedaba registrada la salida de los motores para traspasar las puertas. Uno de estos trabajadores está detenido y se le está investigando pero el segundo está desaparecido.
Una vez superado este primer control, se cree que los motores eran trasladados en camión a Nueva Dheli. Es decir, un viaje de más de 2.000 kilómetros ya que hay que atravesar buena parte del país. Los camiones utilizaban placas de matrícula falsas y, señalan en Reuters, ya en la ciudad se distribuían vendiéndolos como habían salido de fábrica. Es decir, completamente ensamblados.
El dinero que apunta a un agujero en las cuentas de Kia de 2,3 millones de dólares, según la policía, fue utilizado para gastos personales, compra de viviendas y solventar deudas pasadas. Del robo se dieron cuenta en Kia a raíz de algunos movimientos extraños registrados por las cámaras de seguridad y documentación que no cuadraba.
En cuanto al castigo, en Motorpasión señalan que los dos empleados todavía no han sido acusados de un delito concreto por lo que tendrán que esperar al juicio. Sin embargo, los medios locales apuntan a penas que podrían superar los 10 años de prisión una vez que termine el proceso.
Foto | Kia