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Está ocurriendo algo desconcertante en España: mientras el uso de efectivo se reduce, hay más billetes que nunca

El término en economía “emisión neta negativa” se produce cuando un banco central recoge más billetes de los que pone en circulación a través del sistema bancario. Es decir, si los bancos comerciales devuelven al banco central más dinero en efectivo del que solicitan, el saldo neto entre billetes distribuidos y retirados es negativo. Ocurre que se trata de algo excepcional en economías desarrolladas, y en España el fenómeno no para de multiplicarse.

Anomalía sostenida. Lo contaba en un reportaje el Diario.es. Al parecer, desde el año 2007, y con la excepción del año pandémico 2020, España ha registrado de manera continuada una emisión neta negativa de billetes. Como decíamos, el fenómeno, prácticamente inédito en el conjunto del Eurosistema, implica que el Banco de España recoge más efectivo del que distribuye, algo que ningún otro banco central de la zona euro experimenta con la misma magnitud ni persistencia.

No solo eso. La situación ha alcanzado niveles extraordinarios en 2023 y 2024, cuando las diferencias ascendieron a 13.400 millones y 12.200 millones de euros respectivamente. En total, el saldo acumulado de billetes retirados sin contrapartida en nuevas emisiones ha llegado a los 26.500 millones al cierre de 2024.

Aunque el Banco de España atribuye este desequilibrio al auge turístico (especialmente al de origen alemán), los datos disponibles invitan a pensar en causas más complejas, ya que ningún otro país con altos niveles de turismo muestra una dinámica similar. Ni Grecia, ni Francia, ni Italia registran un retorno masivo de billetes físicos con esas características.

El peso sospechoso. Contaba el medio que uno los aspectos más llamativos del fenómeno es la naturaleza de los billetes devueltos. Más de la mitad (53,5%) de los billetes físicos recuperados en España durante 2024 correspondían a valores de 100, 200 o 500 euros. Esta proporción contrasta y mucho con lo que ocurre en otros países del entorno: en Francia, los billetes de alta denominación representan el 25,4% del total devuelto, y en Italia apenas el 9,7%.

Plus: las diferencias no pueden atribuirse exclusivamente al perfil de los turistas, ya que además el 64% de las devoluciones se produce fuera del trimestre central del turismo (julio, agosto y septiembre), lo que debilita aún más la hipótesis estacional. Así, la constante presencia de billetes de gran valor sugiere, por tanto, una afloración sostenida de dinero negro, particularmente el procedente de épocas pasadas, como… la burbuja inmobiliaria previa a la crisis de 2008.

Ecos del ladrillo. La explicación viene dada porque en los años de auge del sector inmobiliario, especialmente entre 2002 y 2007, España llegó a concentrar el 30% de todos los billetes de 500 euros emitidos por el BCE, una proporción desproporcionada respecto al tamaño de su economía. En julio de 2007, el total acumulado de estos billetes en circulación dentro del país alcanzó los 56.956 millones de euros, cifra que coincide con el apogeo del ciclo de especulación inmobiliaria.

Aunque la emisión de billetes de 500 cesó en 2019, siguen siendo de curso legal y, según datos del propio Banco de España, aún quedaban en circulación 3.157 millones en marzo de 2025. Solo en 2024 se retiraron del sistema más de 1.150 millones en esta denominación, una cifra notable que apunta a un proceso de afloramiento aún activo. La retirada progresiva de estos billetes no puede explicarse únicamente por transacciones turísticas o financieras ordinarias, más bien encajaría con una paulatina regularización de efectivo opaco acumulado durante décadas.

La pista: el mercado inmobiliario. La conexión entre el retorno masivo de efectivo y el comportamiento del mercado inmobiliario actual añade, si cabe, otra capa de complejidad al análisis. En su informe anual de 2024, el propio Banco de España advierte de que uno de los factores que está encareciendo el acceso a la vivienda es el crecimiento de la demanda por parte de no residentes, que representan ya el 8,4% de todas las compras.

Zonas específicas. La presión es especialmente intensa en regiones turísticas como las islas o la costa mediterránea, donde la inversión extranjera se orienta al uso vacacional y la rentabilidad del alquiler. Como explicaba el diario, aunque el informe no vincula directamente estos flujos con el fenómeno de la emisión neta negativa, sí sugiere un marco económico en el que las grandes cantidades de efectivo, otra vez, probablemente opaco, encuentran salida en la inversión inmobiliaria.

Así, la hipótesis de que parte de los billetes devueltos provenga de operaciones irregulares o no declaradas, vinculadas con la compraventa de propiedades o el alquiler turístico, cobra fuerza ante la ausencia de una explicación oficial alternativa suficientemente consistente.

Imagen | Banco de España

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