China se las prometía muy felices monopolizando las tierras raras. El problema es que no pensó en los contrabandistas
China está desplegando policías, agentes de aduanas y hasta espías para frenar el contrabando de sus cada vez más preciadas tierras raras, minerales críticos sobre los que mantiene un embargo oficial.
Por qué es importante. El gigante asiático está controlando de forma obsesiva la producción mundial de estos materiales, esenciales para la industria automovilística, tecnológica y militar.
Su nueva campaña anticontrabando agrava aún más la escasez que ya están sufriendo empresas estadounidenses y europeas, quienes no están encontrando alternativas a corto plazo.
El contexto. China cortó las exportaciones legales de siete tipos de tierras raras –e imanes fabricados con ellas– el pasado 4 de abril. La medida es parte de una estrategia de presión para que Estados Unidos reduzca los aranceles sobre productos chinos y permitan la venta de tecnología militar sensible a China.
Sí, pero. El contrabando había sido históricamente una válvula de escape. Los sindicatos del crimen organizado chino llegaron a traficar hasta la mitad de la producción anual del país antes de 2010.
- Multinacionales como Boeing, Volkswagen y Toyota dependían de cadenas de suministro donde se mezclaba producción legal e ilegal, según un reportaje de The New York Times.
Entre bambalinas. Altos funcionarios de aduanas, comercio, policía y servicios de inteligencia se reunieron el 9 de mayo para planificar la ofensiva. Tres días después, representantes de once ministerios nacionales y siete provincias emitieron una declaración conjunta: el control de exportaciones de minerales estratégicos está «relacionado con la seguridad nacional».
En detalle. El nuevo sistema de licencias exige una documentación exhaustiva. Trazabilidad completa. Las empresas chinas tienen que certificar no solo quién compra el material, sino cómo se va a usar en cada etapa posterior de producción, incluyendo fotografías de productos finales.
Esta información, además de evitar el contrabando, también puede convertirse en un mapa detallado del uso de tierras raras en el extranjero para el gobierno chino. Y eso facilitaría futuros ataques dirigidos contra empresas y países específicos: sabrán quién va a producir qué.
Los hechos. Las rutas tradicionales de contrabando se han complicado:
Con la escasez empeorando fuera de China y los precios disparándose, los beneficios potenciales para los contrabandistas dispuestos a asumir el riesgo son enormes. Pero las nuevas medidas de seguridad hacen que el juego sea cada vez más peligroso.
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