Una urbanización estaba desierta en Valencia tras la burbuja inmobiliaria. Unos genios la han convertido en 'Call of Duty'
La burbuja inmobiliaria ha tenido, como mínimo, un efecto positivo: zonas residenciales abandonadas por completo ven nacer una súbita y esporádica nueva vida cuando son asaltadas por grupos de aficionados al airsoft, una especie de ‘Call of Duty’ en la vida real que no podría aspirar a escenarios más vistosos y apropiados que los de emplazamientos como Siete Aguas.
¿Qué es el Airsoft? Una actividad que simula combates tácticos utilizando réplicas de armas de fuego que disparan unos pequeños balines de plástico. Estas armas son réplicas a escala real pero no entrañan peligro (ni siquiera pueden manipularse para convertirse en armas reales). El objetivo es cumplir misiones o eliminar al equipo contrario, y con el tiempo esta afición se ha diversificado en distintos estilos, que van de la recreación de batallas históricas a los enfrentamientos bélicos modernos que recuerdan a partidas de ‘Call of Duty’.
El insólito choque entre el Airsoft y la burbuja inmobiliaria. El airsoft se juega en entornos cerrados, que pueden ir desde zonas especialmente diseñadas para ello hasta espacios más abiertos pero controlados por seguridad. Se usan, por ejemplo, zonas industriales abandonadas o pueblos vacíos. En muchas ocasiones las asociaciones que organizan partidas de airsoft se topan con requerimientos legales que exigen la delimitación del terreno de juego para que las bolas no excedan sus límites o el permiso expreso del propietario del terreno y las correspondientes licencias. Por eso, una zona como la de Siete Aguas es especialmente apreciada por los aficionados.
¿Qué es Siete Aguas? Siete Aguas es un municipio de la provincia de Valencia, a 54 kilómetros de la capital y rodeado de un entorno natural montañoso. Tiene 1279 habitantes y una notable historia con vestigios de la época musulmana, pero lo más interesante para los practicantes de airsoft es una urbanización inacabada donde solo se llegaron a construir las calles y unas 50 viviendas. Las construcciones (cuyos planes de futuro incluían 684 chalés, un centro comercial, un hotel y un campo de golf, todo con financiación estadounidense) quedaron paralizadas en 2007 por el estallido de la burbuja inmobiliaria, y aunque no es la única zona alrededor de Siete Aguas que está abandonada (hay una aldea vacía muy cerca, El Reatillo), es la única que ha sido reciclada para la práctica de airsoft.
Airsoft legal. El trato al que ha llegado la asociación de airsoft Plairsoft y el propietario de las urbanizaciones es sencillo y beneficia a todos los implicados: la zona es alquilada como espacio de uso deportivo, lo que impide que haya casos de ocupación y vandalismo; el dueño pone los elementos básicos de seguridad y vigilancia, y el cercano Siete Aguas recibe un empuje en su economía y dinamización de otras actividades (en la zona se practica montañismo, equitación, mountain bike, parapente y senderismo), que aprovechan el entorno natural.
Parque de atracciones zombi. En 3DJuegos, nuestro compañero Rubén Márquez comparaba el reaprovechamiento de este espacio a lo que hace unos años pudo ver en Detroit: una ciudad con barrios tan abandonados que en su día se planteó la posibilidad de reciclarlos como parque de atracciones de temática zombi. Aquello no llegó a cuajar, pero es inevitable pensar en proyectos como ese cuando vemos a hombres disfrazados de soldados con pistolas de plástico, en entornos que podrían haber estado muy cerca de la habitabilidad, con chalets que por fuera parecen casi funcionales. Un parque de atracciones zombi, pero donde las pistolas no matan.
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