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Telegram acaba de protagonizar un giro de guión sorprendente. Uno en el que la privacidad sale perdiendo

Telegram anunció estos días que previsiblemente integrará Grok en su aplicación este verano. Tendremos así la capacidad de usar un chatbot de IA dentro de la app de mensajería, que es precisamente lo mismo que Meta ha impulsado al integrar Meta AI en WhatsApp recientemente. La alianza estratégica es llamativa, pero también preocupante.

Un acuerdo jugoso. Tras el anuncio de Pavel Durov, CEO de Telegram, Elon Musk aclaraba que el acuerdo no estaba aún firmado. Durov respondía que solo quedaba resolver algunas formalidades. Si finalmente se confirma, xAI pagará 300 millones de dólares a Telegram en efectivo y acciones. Telegram se llevará además el 50% de los ingresos de las suscripciones a Grok que se vendan vía la app de mensajería. Todo parece fantástico para Telegram, pero ¿qué ganará Musk?

Los datos son un tesoro. Ese acuerdo permite a Grok acceso inmediato a una base masiva de usuarios, parte de los cuales podrán convertirse en suscriptores de pago del servicio de IA de xAI. Pero sobre todo permitirá a la compañía de Elon Musk obtener acceso a una recopilación masiva de datos que podrán ser usados para entrenar sus modelos de IA, por ejemplo. Ocurre exactamente lo mismo con Meta y la inclusión de Meta AI en WhatsApp: las conversaciones que mantenemos con el chatbot no están cifradas, y pueden servir entre otras cosas para entrenar los modelos de IA de la compañía.

Musk ya hizo algo parecido con X. Hace apenas dos meses Elon Musk hizo una jugada estratégica y fusionó X con xAI. La operación era lógica, sobre todo tras la integración inicial de Grok en X, pero eso fortalecía aún más una realidad contundente: que los datos de los usuarios de X podrían usarse para entrenar los modelos de IA de xAI. Teniendo en cuenta que Musk llevaba tiempo buscando un plan B para la escasez de datos, aquella operación y el acuerdo con Telegram demuestran ese hambre voraz de datos.

Las promesas de Durov. En un tuit posterior al anuncio, Durov manifestaba su compromiso con la privacidad. «La privacidad del usuario es primordial», señalaba, añadiendo que «para ser claros, xAI solo accederá a los datos que los usuarios de Telegram compartan explícitamente con Grok mediante interacciones directas. Es lo esperado: no puedes enviar mensajes a nadie (ni siquiera a un chatbot) sin compartir lo que escribes». Esa última frase volvía a demostrar que por defecto Telegram no cifra los mensajes. Si los usuarios están preocupados por su privacidad, deben estar atentos a esta circunstancia. Como explicaba un experto en seguridad en un estudio de 2016, «Telegram no es seguro«.

Telegram y privacidad. Durante años Telegram creció precisamente por su teórico foco en la privacidad de sus usuarios.  Fue de las primeras en anunciar el uso del cifrado extremo-a-extremo (E2E, end-to-end). Sin embargo, incluso aquella opción tenía letra pequeña. No muchos usuarios se dieron cuenta de que en realidad el cifrado E2E solo se aplicaba en los chats secretos para, según sus responsables, que no levantaras sospechas.

Cediendo datos a los gobiernos. Las cosas empeoraron en septiembre de 2024. Fue entonces cuando el CEO de Telegram, Pavel Durov, anunció que facilitaría datos de sus usuarios a los gobiernos que se los pidiesen, aunque en realidad las condiciones de servicio ya abrían esa puerta desde mucho antes. Los cambios en esas políticas se producían tras la polémica detención que Durov había sufrido en Francia pocos días antes. La medida fue especialmente sorprendente, sobre todo teniendo en cuenta que Telegram se había hecho famosa por resistir esas mismas injerencias por parte del Gobierno de Rusia. En enero de 2025 se reveló cómo Telegram había cedido datos de miles de usuarios a las autoridades de Estados Unidos. Acabamos de saber que luego han seguido cediendo muchos más

Sede cambiante. Un análisis de la seguridad y privacidad de Telegram llevado a cabo por Eset reveló las deficiencias en estos ámbitos y en la protección del anonimato, pero también señaló otro detalle importante: Telegram ha cambiado varias veces de jurisdicción y su sede ha ido viajando de Berlín a Londres, luego a Singapur y por último a Dubái. El objetivo era mantener su independencia, pero eso deja un marco legal ambiguo sobre la gestión de los datos.

Malas noticias para la privacidad. Todo esto hace que las suspicacias sobre las garantías de privacidad que ofrece Telegram a sus usuarios queden perjudicadas. xAI es una empresa estadounidense, y las ya reveladas cesiones de datos a ese gobierno por parte de Telegram no hacen sino reforzar una preocupante tendencia.

Imagen | Steve Jurvetson

En Xataka | Telegram es mucho más que una app de mensajería. Se ha convertido en la nueva Deep Web

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