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Tras el apagón, el Gobierno defendió el cierre nuclear porque "en España no hay uranio". La realidad es más complicada

La cuestión del uranio ha vuelto a la palestra después de que el presidente del Gobierno afirmara que «en España no hay uranio y por tanto tendremos que importarlo». Aunque España tiene grandes yacimientos de uranio, la realidad es siempre más complicada que el blanco o negro habitual de la política.

El segundo país europeo con más uranio. España posee entre 25.000 y 30.000 toneladas de uranio, «las segundas reservas más importantes de la Unión Europea», según el geólogo Jesús Martínez Frías.

Tanto el ‘Libro Rojo’ de la Agencia de Energía Nuclear (NEA) como el Instituto Geográfico Nacional (IGN) señalan la existencia de recursos con posibilidad de explotación en territorio español, principalmente en la provincia de Salamanca.

Por qué dejaron de explotarse. España tuvo minería de uranio, pero la última mina cerró en el año 2000 por el «agotamiento de los recursos mineros económicamente explotables», según el Ministerio para la Transición Ecológica. La Sociedad Nuclear Española (SNE) precisó que los costes de producción habían superado en un 30% los precios de mercado, lo que hacía inviable su continuidad.

Dos décadas más tarde, la Ley 7/2021 de cambio climático y transición energética truncó cualquier intento nuevo de explotar los yacimientos: «debido a sus prejuicios y a su coste tampoco se otorgarán nuevos permisos de exploración, de investigación o concesiones de explotación de minerales radiactivos, ni se admitirán nuevas solicitudes de autorización».

Los problemas ambientales. El riesgo de contaminación radiactiva de aguas es otro de los elefantes en la habitación. Un estudio publicado por Environmental Pollution en 2018 documentó concentraciones de uranio «mucho más altas» que los niveles geoquímicos de fondo cerca de antiguas minas abandonadas en Salamanca.

Los niveles en el suelo oscilaban entre 207,2 y 542,4 mg kg⁻¹, cuando los niveles de fondo naturales son de 29,8 mg kg⁻¹ para granito y de 71,2 mg kg⁻¹ para pizarra. El estudio proponía medidas de restauración ambiental, como la reforestación, en áreas cercanas a las antiguas explotaciones.

No son del todo inviables. El panorama político ha cambiado con la Unión Europea en busca de soberanía energética y de recursos. El panorama económico también. Con el precio del uranio al alza, la empresa Berkeley Minera tiene un reavivado interés por su proyecto de Retortillo.

La solicitud de explotación de este yacimiento fue entregada antes de que aplicara la Ley 7/2021, pero el Consejo de Seguridad Nuclear emitió igualmente un informe ambiental desfavorable por «la escasa fiabilidad y las elevadas incertidumbres de los análisis de seguridad en los aspectos geotécnicos e hidrogeológicos».

El uranio hay que enriquecerlo. Aunque hubiera un cambio político que llevara a la reactivación de Retortillo, el uranio que se extrae de la tierra (uranio natural) apenas contiene un 0,7% de uranio-235, el isótopo fisionable necesario para la mayoría de reactores nucleares.

Haría falta enriquecer el uranio, un proceso que consiste en aumentar la concentración de uranio-235 hasta niveles del 3-5% para los reactores de agua ligera, que son los más comunes. España no posee uranio enriquecido propio a gran escala, ni instalaciones en las que enriquecer uranio a nivel industrial para su uso como combustible en centrales nucleares.

¿Puede España enriquecer uranio? España tuvo capacidad de producir concentrados de uranio (en forma de tortas amarillas o yellowcakes), pero obtener uranio enriquecido es un proceso posterior, tecnológicamente más complejo y costoso, dominado por unos pocos países.

Hoy en día, el 60% sale de Rusia y China. ENUSA (la Empresa Nacional del Uranio) ya tuvo dificultades para reemplazar el uranio enriquecido ruso tras los vetos comerciales por la guerra de Ucrania. Enriquecerlo sería un desafío mayor.

Un cambio de dirección. En el nuevo contexto geopolítico, la Unión Europea está promoviendo la reactivación de la minería para asegurar un suministro soberano de materiales clave para la transición energética y la defensa.

España es rica en uranio, pero también en recursos como el cobre, del que es el segundo productor de la UE. Además, posee litio, cobalto, coltán y posibles yacimientos menores de tierras raras. Siete de los 47 nuevos proyectos mineros estratégicos impulsados por la UE se desarrollarán en España, aunque la mayoría se enfrenta al rechazo de organizaciones ecologistas por su impacto ambiental, como la mina de litio en Cáceres.

El epicentro del debate. Las discusiones sobre el uranio español son un reflejo de tensiones más amplias: la autonomía estratégica de recursos, los imperativos de la transición energética, la protección medioambiental y la aceptación social de la actividad minera.

Al final, el epicentro del debate es el alto coste de construir y mantener las centrales nucleares tradicionales frente al de instalar fuentes de energía renovables, de las que España es potencia mundial. Solo el año pasado, España produjo 148.999 GWh de energía renovable, el 56,8% del mix.

Si el apagón fue un aviso de que la red eléctrica no está preparada para estabilizar grandes fluctuaciones de energía renovable, lo que toca es preguntarse cuáles son las inversiones en almacenamiento, inversores, interconexiones y fuentes de energía alternativas a los contaminantes ciclos combinados de gas para evitar otro apagón. No está todo dicho en cuanto al cierre de las centrales nucleares o la extracción de uranio en España, pero la industria solar no se irá a ninguna parte.

Imagen | Tecnatom

En Xataka | En Salamanca hay una fábrica de barras de combustible nuclear de alta tecnología que exporta a toda Europa: la hemos visitado

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