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Harley-Davidson quiso pasar del ruido atronador al silencio eléctrico. La broma le ha costado 20 millones de dólares

20 millones de dólares. Es lo que le ha costado a Harley-Davidson el experimento de ofrecer una alternativa eléctrica a sus clásicas motos custom. LiveWire, la marca que creó por y para ofrecer un camino distinto al de las motos de combustión, tan solo ha logrado vender 33 motos en el primer trimestre de 2025, un 72% menos respecto al año pasado.

Un arranque de año pésimo. En el primer trimestre de 2025 Harley-Davidson vendió 38.000 motos. En el mismo periodo, vendió 33 LiveWire. En el caso de su división de motos eléctricas supone una caída del 72%, aunque 2024 tampoco fue un buen año: vendieron 117 LiveWire frente a 57.000 Harley-Davidson.

La propia compañía relata en su informe de cuentas que no está habiendo demanda de motos eléctricas, y que las pérdidas en esta división ascienden a 20 millones de dólares.

Lo que ofrece LiveWire. El mundo de las motos es pasional, más aún si cabe en el caso de comprarse una Harley. Son caras, poco eficientes y con unas cualidades dinámicas cuanto menos discutibles. Aún así, enamoran a miles de usuarios a nivel mundial por su estética, sonido atronador y filosofía de viaje tranquilo.

No es algo que hayan logrado transmitir con LiveWire. Aunque su eslogan sea el de «motos eléctricas con alma», la realidad es que el estado de la moto eléctrica más allá del scooter urbano, es tétrico.

Modelos como la S2 Alpinista tienen un precio de 19.148 y una autonomía oficial de 194km en ciudad, poco más de 100km en carretera abierta. Cifras que hacen prácticamente imposible apostar por una de estas motos a la mínima que queramos salir de ruta con ellas.

Harley no está sola en este desierto. Ego, uno de los pioneros en motos eléctricas y principal protagonista de la categoría Moto E (la Moto GP eléctrica), anunciaba su quiebra en octubre de 2024.

Marcas pioneras como Zero, con barbaridades como la SR/S (una moto con 275km de autonomía, recarga en una hora y una punta de 200 km/h), se venden en España por 23,790 euros. Son precios especialmente altos en comparación a cualquiera de sus alternativas en combustión, prácticamente el doble.

El elemento pasional. La electrificación en el coche es inevitable: es, en su mayoría, un utensilio para desplazarnos del punto A del punto B (cuestión aparte es cuánto queramos gastar en él y cuán fanáticos seamos del automovilismo). Pero, en la moto de carretera, la cosa cambia.

La única moto racional es el scooter. Todo lo demás es fruto de la pasión por el motociclismo, las rutas de fin de semana y, en grandísima medida, el sonido. Según datos de Anesdor, a abril de 2025, la moto eléctrica supone un 4% del parque total español, protagonizado por completo por scooters (tanto particular como, principalmente, de flotas de alquiler).

El futuro de la moto. Las motos, por su baja cilindrada, suelen ser vehículos mucho menos contaminantes respecto a los coches. Es algo que se acrecentará más aún con las nuevas normativas, mucho más estrictas en ruido y emisiones. Asociaciones como Anesdor luchan por un marco legal en el que la moto esté protegida y pueda funcionar como alternativa sostenible de movilidad.

El sobreprecio de las motos eléctricas es especialmente notable, con productos que doblan el precio a sus alternativas a combustión incluso en los modelos más sencillos. Si le sumamos que, con la tecnología actual, la autonomía ronda los 100km, este segmento lo tiene especialmente difícil para abrirse hueco.

Imagen | Xataka

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