Estado de México

Bosques del Edoméx, entre el miedo, la devastación y la indiferencia política y gubernamental 

Ni la federación, ni el Edomex, ni el Partido Verde actúan ante la tala clandestina en Jilotzingo, Joquicingo y Zempoala

Staff

Estado de México. La tala clandestina continúa arrasando los bosques mexiquenses, especialmente en municipios como Jilotzingo, Joquicingo y en la zona de las Lagunas de Zempoala, donde los talamontes operan con total impunidad mientras las autoridades y los partidos guardan silencio.

Los habitantes de las comunidades denuncian que viven entre el miedo y el abandono. La presencia de grupos armados dedicados a la extracción ilegal de madera ha generado un clima de inseguridad y desconfianza, mientras las denuncias se archivan o quedan sin seguimiento. “Ya ni la policía se asoma; si uno denuncia, te marcan”, relatan comuneros de la región.

A la crisis ambiental se suma la indiferencia política. Pese a que el Partido Verde Ecologista de México presume su defensa del medio ambiente, en el Estado de México su actuación ha sido nula. Ni en la Cámara local ni en los ayuntamientos donde tiene representación o regidores se ha impulsado una acción real para detener la devastación forestal. En la práctica, sus representantes prefieren voltear la cara antes que enfrentar los intereses detrás de la tala.

Su dirigente estatal, José Couttolenc, ha concentrado sus esfuerzos en posicionar políticamente al partido, pero ha sido omiso frente al desastre ambiental que golpea a los bosques mexiquenses. Las comunidades afectadas reclaman que el llamado “partido verde” no aparece ni en los debates legislativos ni en las zonas dañadas.

El deterioro del bosque ya se refleja en la pérdida de manantiales, la reducción del caudal de las lagunas y la erosión del suelo. Ambientalistas advierten que el daño puede ser irreversible si no se aplican medidas inmediatas y coordinadas entre los gobiernos del Estado de México, Morelos y la federación.

Hasta ahora, la respuesta oficial se limita a declaraciones y operativos aislados, mientras los talamontes siguen talando sin freno. La llamada “protección ambiental” se ha convertido en discurso político, no en una política pública.

Los bosques mexiquenses se consumen día a día, sin resguardo ni justicia. Y quienes deberían defenderlos —autoridades, legisladores y partidos que dicen ser “verdes”— prefieren guardar silencio y mirar hacia otro lado, mientras la sierra se queda sin árboles… y sin esperanza.

Pie de foto:

En municipios como Jilotzingo y Joquicingo, los talamontes avanzan sin freno; el Partido Verde guarda silencio ante la devastación.

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