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Después de muchos años intentando copiar el Falcon 9, Elon Musk cree que hay una empresa a punto de conseguirlo

Parece improbable hoy en día que una startup pueda estar 10 años por delante de la competencia, pero ese es el caso de SpaceX. La empresa aeroespacial de Elon Musk domina la industria gracias al Falcon 9, un cohete que ha cumplido 15 años y que lleva casi una década aterrizando en vertical sin que ningún otro cohete orbital haya conseguido repetir la hazaña. Hasta ahora.

El Falcon 9 tiene compañía. Hace unos días, Elon Musk rompió su habitual displicencia sobre el resto de la industria para señalar a un contendiente en concreto. La empresa china Landspace no solo está cerca de igualar al Falcon 9, admitió Musk, sino que podría acabar superándolo.

¿La razón? Su nuevo cohete Zhuque-3, que combina la arquitectura general del Falcon 9 con elementos clave de Starship, el cohete más moderno y experimental de SpaceX. La gigantesca Starship «está en otra liga», dijo Musk. Sin embargo, reconoció que el Zhuque-3 podría alcanzar «los niveles de fiabilidad y cadencia de lanzamiento del Falcon 9» en unos cinco años.

Así es el cohete Zhuque-3. La gran apuesta de LandSpace, una de las empresas privadas más potentes de la industria aeroespacial china, es un lanzador de dos etapas con una primera fase capaz de aterrizar verticalmente para ser reutilizada.

Aunque tiene una potencia muy similar a la del Falcon 9 (con una capacidad de carga en su configuración reutilizable de 18,3 toneladas), está construido en acero inoxidable en lugar de aluminio, y quema metano y oxígeno líquido en lugar de keroseno, el mismo material y el mismo combustible que Starship.

Landspace es solo la primera. Si el Zhuque-3 logra despegar y aterrizar con éxito en las próximas semanas, Landspace será la primera empresa en recortar la enorme distancia que separa a la industria con SpaceX (con permiso del New Glenn de Blue Origin, un cohete más grande y pesado, que también espera despegar y aterrizar con éxito en noviembre).

A estos dos les seguirán otros modelos como el CZ-12A de la empresa estatal china CASC y el Tianlong-3 de la startup china Space Pioneer. Luego vendrán el Hyperbola 3 de iSpace, el Pallas 1 de Galactic Energy y el Gravity 2 de OrienSpace. Todas, empresas chinas, impulsadas por la liberación de la industria espacial promovida por Pekín en 2014.

Copiar lo que funciona, después mejorar. Los incentivos públicos, como préstamos a muy bajo interés, solo cuentan una parte de la historia. Si las empresas chinas están a las puertas de tener su Falcon 9 es por su filosofía de copiar primero lo que funciona y después iterar hasta conseguir mejorar a sus rivales occidentales.

El reconocimiento de Elon Musk es, quizás, la señal más clara de que la carrera ha cambiado. Ya no se trata de si alguien copiará al Falcon 9, sino de quién será el primero en superarlo usando, irónicamente, las propias ideas de SpaceX para su próxima generación de cohetes.

En Xataka | La carrera por convertirse en la «SpaceX de China»: quién es quién en su sector privado de los lanzamientos espaciales

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