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Aprobar la marihuana en México es la nueva promesa de campaña para las elecciones: no es la primera vez que se quiere que el cannabis sea libre

Si se trata de salud, adicciones y libertad de elección, uno de los debates centrales en México está en la marihuana. Desde 2021 fue eliminada por la Suprema Corte de Justicia de los artículos de la Ley General de Salud que impedían el consumo legal de cannabis con fines lúdicos, pero el tema sigue siendo, para muchos, escabroso. 

Como suele ocurrir en tiempos electorales, todo debate polémico no hace más que ganar más tracción. Con las cartas sobre la mesa, las posturas ahora parecen más claras que nunca.

El candidato a la presidencia, Jorge Álvarez Máynez, ha sugerido que las drogas deben regularizarse con ayuda de un etiquetado que ayude a distinguir qué se consume, cómo se consume y, sobre todo establecer cantidades legales, según declaraciones retomadas por El Universal. Esa no es una argumentación tan distinta del modelo de regulación que aprobó el Senado en México en 2020 y la Cámara de Diputados en 2021. Como las cámaras aprobaron propuestas distintas y nunca llegaron a un acuerdo, hasta la fecha no existe una regulación definitiva en el país.

A propósito de la aprobación en Senado, la entonces senadora Xóchitl Gálvez votó a favor de la regulación. Ahí dijo que votaría a favor porque «es necesario respetar la libertad de decisión de una persona adulta responsable«. La candidata Gálvez no ha dado declaraciones recientes, al igual que su rival Claudia Sheinbaum, pero la ex-jefa de gobierno sí dijo en 2021 estar a favor de que el consumo de cannabis existiera sin criminalizar. Su declaración la dio, precisamente, luego de que la Suprema Corte eliminara al cannabis de la lista de sustancias prohibidas de la Ley General de Salud.

En aquel entonces, la candidata puntero en búsquedas electorales, según Google, dijo que el consumo de cannabis «es un derecho«.

Todas a favor

Con todas las posturas a favor, pareciera que no debería haber impedimento para que la regulación del consumo lúdico de cannabis avance en México, aunque en realidad las cámaras del Congreso han estado obligadas a emitir la regulación desde que la Suprema Corte comenzó a emitir a amparos para el consumo de cannabis, a partir de 2015, bajo el argumento de que la práctica forma parte del libre desarrollo de la personalidad.

El problema está en el «cómo». La propuesta que el Senado aprobó en 2020 permitía el consumo, pero no despenalizaba por completo la producción y el comercio. En palabras de Patricia Mercado Castro y Jorge Javier Romero, autores de ‘La Política de la Reforma de la Regulación del Cannabis’, la propuesta privilegiaba a las grandes empresas y creaba barreras de entrada para campesinos que tradicionalmente han producido marihuana.

Luego, en 2021, la propuesta en Cámara de Diputados flexibilizaba el consumo en espacios públicos, desechó la idea de crear un «Instituto Mexicano de Regulación del Cannabis» e introdujo un permiso para el autocultivo. Fueron todas esas modificaciones las que nunca fueron discutidas y la Suprema Corte entró para desclasificar al cannabis como un elemento prohibido. Los antecedentes demuestran que, en suma, ideas hubo. Lo que no hubo fueron acuerdos. Si una nueva presidenta o presidente puede cambiar eso, está por verse.

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