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Violencia y racismo una realidad en pleno siglo XXI

Por: El Husmeador

Estimados lectores, espero que se encuentren bien y estén resguardados
porque el semáforo del Covid-19 aún esta en rojo, en esta Nueva
Normalidad. Así pues la semana que paso, los temas obligados son la
discriminación racial, la violencia y el abuso de la fuerza de los cuerpos
policiacos, temas que no pueden pasar desapercibidos.

Los eventos que todos vimos en noticieros y redes sociales se dieron en
los Estados Unidos de Norteamérica en donde la fuerza policiaca detiene a
un hombre afroamericano y lo someten hasta matarlo por asfixia y unos
días después nos enteramos de un evento similar en Jalisco, México,
donde la policía detiene a un joven albañil y posteriormente aparece
muerto con evidentes lesiones de tortura.

En los EU esta vez fue  George Floyd , pero la historia nos sugiere que
habrá una próxima vez, y una vez más después de esa.
Los afroamericanos y mexicanos ilegales, son víctimas regulares de una
violencia policial injustificada, no provocada e imperdonable, por lo cual
sería de ceguera voluntaria pensar que un patrón tan arraigado cesará de
repente.

Las protestas y la rabia han estallado en los Estados Unidos no solo
porque un policía blanco, a sangre fría, cortó el suministro de aire de Floyd
al arrodillarse sobre su cuello hasta que se le fue la vida; sino también
porque ese fue solo uno de los muchos, y frecuentes, episodios
deshumanizantes. Su muerte es un recordatorio de la suposición cotidiana
que se le impone a tantos afroamericanos, mexicanos y centroamericanos
ilegales y demás inmigrantes, que no tienen la piel blanca, donde los
racistas piensan que sus vidas son baratas y que pueden ser extinguidas en cualquier momento y en cualquier lugar, por un uniformado con una
pistola.

En Mexico, nuestra casa, sucede casi lo mismo, el racismo y
discriminación están vigentes y por desgracia la deshumanización y falta
de preparación de los cuerpos policiales agrava la situación.

Si, en todo México, todos los días se atropellan los derechos humanos, pero
principalmente los de indigenas y personas en situación calle o de
pobreza, las fuerzas policiacas realmente no necesitan justificación y las
autoridades se justifican diciendo “estaba en el lugar y momento equivocado” o cualquier otra tontería, como desgraciadamente le sucedió a
Giovanni López, quien falleció bajo custodia policial, luego de su arresto
hace un mes, en Ixtlahucan de los Membrillos en Jalisco, por supuestamente no usar el cubre bocas y los reportes policiacos del municipio detallan que Giovanni fue ingresado a las celdas de la cárcel municipal, donde pasó la noche del 4 de mayo.

Más tarde fue sacado de la celda para llevarlo al área de atención médica
y murió en el trayecto por lesiones ocasionadas por golpes contundentes el
pasado 5 de mayo.

Si bien la desigualdad en México es un fenómeno complejo que no se
define exclusiva o primordialmente por el color de piel, en nuestro país sí
existe un patrón donde los tonos de piel oscura están más asociados actos
de abuso de autoridad, niveles educativos y económicos negativos y los
tonos claros a resultados positivos.

Prueba de ello son los siguientes datos que expone el estudio realizado
por Oxfam México: “Por mi raza hablará la desigualdad “ y pueden
consultar en
https://www.oxfammexico.org/sites/default/files/Por20mi20raza20habl
ara20la20desigualdad_0.pdf

● Mientras que solo 10% de las personas con tono de piel oscuro tiene
educación superior, 25% de las personas de piel clara pudo ir a la
universidad.

● Solo 12% de las personas de piel oscura alcanza a ser parte de la
población más rica, y 27% de las personas de piel clara llega a serlo.

● La probabilidad de tener un trabajo manual de baja calificación es 89%
mayor para los hombres indigenas, negros o mulatos, que para los
hombres blancos o mestizos.

Es importante mencionar que los resultados se exacerban al tomar en
cuenta varias desventajas al mismo tiempo, es decir, la interseccionalidad.
A manera de ejemplo, la baja movilidad ascendente para las personas de
piel oscura es menor para las mujeres y aún menor para las mujeres
indígenas. Así, para las mujeres hablantes de lenguas indígenas el riesgo
de no terminar la primaria es más del doble del que enfrentan los hombres.
Todo lo anterior muestra que, en México, el racismo no es una ficción, sino
el producto tanto de una acumulación histórica de desventajas como de
prácticas discriminatorias que se siguen manifestando en nuestra
sociedad.

En relación a este tema de la discriminación aquí lo dejaremos por el
momento y de la fuerza y brutalidad de las fuerzas policiacas hablaremos
en la próxima ocasión.

Como la ven amigos lectores, ahora que estamos recluidos en nuestros
hogares podemos hacer un ejercicio mental y reflexionar que tanto nos
incomoda hablar de nuestro racismo.

O nos gusta resguardarnos en la creencia de que, gracias al mestizaje,
todos somos iguales y de que, si acaso, nuestra sociedad solo es clasista
(como si eso nos debiera dejar más tranquilos). Sin embargo, aunque
biológica y científicamente no exista ningún sustento para hablar de razas
humanas, Yo si creo que en nuestro país sí existe el racismo como prejuicio y como un proceso de exclusión social de grupos que encuentran muchas dificultades y obstáculos para ejercer sus derechos.

Tal vez el primer paso para achicar la brecha sea sacudirse la idea de que
la discriminación racial no es un problema en México y comencemos a
hablar de ello, traigámoslo a la mesa, hablémoslo con la familia y
apostemos por una sociedad donde el racismo deje de ser un tabú en la
conversación y con el tiempo, también deje de ser una realidad.

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